Hace mucho tiempo que no veía un partido tan interesante desde el punto de vista táctico, y tan propicio para extraer conclusiones muy jugosas.
Dejando a un lado el error de mi amigo Lass al arrancar el partido, (creo que más tarde o más temprano nos hubieran metido ese gol, teniendo el cuenta el desarrollo posterior del partido); de nuevo un equipo que no vino a cerrarse nos planteó en un principio enormes dificultades para crear ocasiones y hacer circular la pelota con un mínimo de sentido. Ni Alonso, ni Lass, ni Kaká encontraban la forma de hilar jugadas, entre otras cosas por la buena presión del conjunto de Vallecas.
En estas, Mourinho se saca un conejo de la chistera apostando por la entrada de Özil y sacando al otro medio centro, Lass. De forma inexplicable nada más entrar en el terreno de juego el alemán, Kaká empieza a jugar como lo hizo en Santander en los minutos finales, con la novedad de que esta vez lleva tiempo en el terreno, y no parece que su actuación tenga que ver con los pases que le puedan proporcionar, sino que él mismo los genera con su poderosa zancada que recuerda al mejor Kaká.
Hoy hemos visto a Mourinho ejercer de entrenador durante todo el partido: corrigiendo las posiciones de sus jugadores, llamándoles la atención sobre los desajustes, haciendo los cambios con rapidez y acertados (todos han dado mejor aire al equipo), y también, ¿Por qué no? protestando al árbitro cuando inopinadamente le perdonó la tarjeta a Movilla. Hoy estaba en el partido, hoy estaba concentrado en lo que tiene que estar. No comprendo por qué dejó en el banquillo a Benzema, pero supo corregir cuando llegó el momento.
Con todo, el resultado es completamente engañoso, no sólo por lo abultado del mismo, sino porque el Rayo jugó muy bien al fútbol en todos los sentidos; táctico, entrega, e, incluso, individualidades (ese Lass pinta muy bien). Sin embargo, este resultado nos permite extraer una conclusión más de este partido, y es que el equipo es letal al contragolpe. Todos los goles vienen como consecuencia de contragolpes, incluidos los penaltis.
No es casual que el equipo sólo se desenvuelva bien al contragolpe. Esto obedece al diseño de plantilla que con el tiempo se ha hecho. A falta de ver que nos van a aportar los dos fichajes que están en la nevera, el equipo no tiene jugadores para rajar las defensas cerradas, ni en el uno contra uno, ni en mediante movimientos sin balón, ni mediante el juego de extremos puros. Tan sólo Di María deja destellos en este terreno, y aún esperamos al Özil que nos dejó muy buenas sensaciones la pasada temporada.
Otro día hablaremos de las individualidades y de la capacidad de leer los partidos que algunos jugadores y el entrenador tienen. Sólo diré que el peligro constante que ha representado Lass (el del Rayo) por la banda de Marcelo debió corregirse mucho antes; pero parece que el entrenador ha estado un poco lento en dar indicaciones de que debía encimar más. La pasada temporada en este tipo de situaciones, además se producían las ayudas pertinentes de los centrocampistas. Este curso parece que no están para eso, o quizá se menospreció al chaval, ¿desconocimiento?
Visto lo visto, quizá la táctica más adecuada del equipo, en tanto se consiguen jugadores con el perfil que hemos definido más arriba, sea la de alternar fases de dominio con más movilidad de los jugadores de medio del campo hacia adelante, con fases en que se haga presión para salir al contragolpe, que es para lo que está el equipo actualmente.
Lo mejor, que por fín el entrenador ha ejercido sus funciones. Ahora sólo falta que se calle y no entre en polémicas que descentran y ejercen demasiada presión sobre el equipo en particular y el club en general.
Ya veremos cuánto dura.
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