lunes, 19 de septiembre de 2011

Reacciones infantiles. Levante-Real Madrid

   Desde el comienzo del partido se mascaba entre los aficionados que el partido no se iba a jugar en el terreno del juego limpio. Naturalmente los madridistas veíamos que las provocaciones y simulaciones de los jugadores del Levante de forma generalizada no eran cosas casuales o pertenecientes a la ideosincrasia de un jugador, sino a una estrategia premeditada. Y aunque esto no podía llevar a buen puerto dada la pasividad del árbitro,  no preveíamos la que se avecinaba.
  Se desarrollaron dos partidos completamente distintos, uno antes,  y otro después de la expulsión. Hasta que se produjo ésta, el Madrid mostró dificultades para atacar el sistema defensivo que había planteado el Levante, con diez jugadores por detrás del balón; sin embargo gozó de varias oportunidades que, de haber estado un poco más finos, habrían terminado por inclinar la balanza a favor. 
   No fue así y, en lugar de continuar en la línea emprendida comenzó la desesperación de algunos jugadores como Pepe que, visto lo visto, no tiene remedio. El equipo, no Khedira como pretende el entrenador, cayó en el juego de nervios y no de fútbol que es el que interesa. Ahí se acabó el juego y comenzó el barullo, el desorden, las prisas y la desesperación.
   De nuevo el entrenador no estuvo a la altura de las circunstancias, ni en el planteamiento inicial porque acumuló tres experimentos en un solo partido: poniendo a khedira de inicio que acaba de salir de una lesión, colocando a Coentrao en el carril del diez en el que no le había puesto hasta ahora, y dando la responsabilidad a Kaká de inicio para servir de enganche. Demasiados experimentos para una alineación: ninguno de los tres dio la talla. En los cambios, todavía estuvo peor porque sacó a Cristiano en plan "primo de Zumosol", arriesgando el agravamiento de la lesión, colocó de nuevo a Coentrao en la zona media donde no parece cualificado para ello y terminó llevándolo al lateral (chico para todo porque ha costado 30 millones). Para colmo quitó al único jugador que está en forma, Benzema. Es verdad que no estuvo acertado en el remate, pero un delantero vive de la confianza de su entrenador. Si a las primeras que falla lo cambias, ¿qué mensaje le estás  enviando?
   En suma, un desastre de partido: los jugadores, por no saber leer el partido que había planteado el Levante y con comportamientos tan poco maduros como los de Pepe o Di María; el entrenador, porque no supo dirigir a su equipo. Es verdad que el árbitro no estuvo bien, pero el Madrid no puede apelar a una "jugada clave" para justificar el mal juego durante más de 50 minutos ante un equipo como el Levante.
   Por este camino, la ironía de luchar por la permanencia puede no estar tan lejos de la realidad. Espero que Florentino tome nota y adopte medidas antes.

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