jueves, 15 de septiembre de 2011

Derecho a guardar silencio. Dínamo- Real Madrid

  No tuvo mal arranque el partido, pero la falta de puntería y de cretividad en el ataque acabó por sumirlo en el aburrimiento. Creo que el experimento de Coenträo, insisto, en el centro del campo no aporta nada bueno; pero sí que genera cierto desconcierto y desorden al equipo. El jugador portugués tiene muy buenas dotes para entrar por el carril izquierdo. Se le ve con una gran soltura y profundidad cuando transita por esa zona; a cambio, pierde la posición con mucha facilidad, acude a tratar de cortar en zonas que descolocan al equipo, y finalmente no mueve o distribuye el balón, que se supone que es su función en el centro del campo. 
  A lo anterior hemos de añadir que Özil tuvo un partido para olvidar. Todos esperamos al jugador que aporta frescura con sus pases y su facilidad para enganchar y asociarse con los delanteros, especialmente con Benzema que, hoy por hoy (al margen de acciones más o menos acertadas) es el jugador más en forma del equipo. El alemán estuvo errático, inconstante y algo apático. Debió ser sustituido mucho antes, ¿por Granero?. Quizá tengamos un nuevo caso Pedro León, porque ayer debió salir dada la ausencia de Kaká por lesión. 
  El equipo croata resultó un equipo inocente en ataque, por lo que la defensa no tuvo apenas trabajo: Sergio Ramos vivió en el ataque casi todo el tiempo, pese a lo cual no tenemos gran cosa que llevarnos a la boca de sus entradas y las que genera en combinación con Di María. 
  Nadie en el equipo tiene la capacidad de rasgar las defensas contrarias, porque la máxima estrella es incapaz de abordar defensas en estático. 
  Se perdió la oportunidad de utilizar a más jugadores más tiempo. Se sigue usando demasiado a los mismos jugadores estén como estén. Callejón, que ha hecho una pretemporada muy buena, no gozó de un solo minuto.
  A todo esto hay que añadir la actuación arbitral. Los peores arbitrajes no son aquéllos que puntualmente se equivocan en una jugada de más o menos difícil interpretación; sino los en que desde el minuto uno ves cómo no se mide con el mismo rasero a uno y otro equipo. Ayer ocurrió eso con el arbitro, que parecía tener un umbral distinto a la hora de señalar las faltas de ambos equipos. Le faltó tiempo para expulsar a Marcelo, que en sentido estricto tal vez debió ir a la caseta; a pesar de que en Europa no se eche por esto a un jugador. No vamos a relatar los agravios en entradas de los jugadores del Dínamo, pero alguna entrada mereció la tarjeta roja mucho antes. 
  Todo ello da pie a pensar que en este asunto lo mejor es guardar silencio, no sea que cualquier cosa que se diga pueda ser usada en contra del equipo: ya sabemos cómo se las gasta la UEFA. Aguantarse toca, y esperar que dé mejor resultado que las denuncias y declaraciones del pasado curso. 

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