Un equipo plagado de suplentes fue capaz de darle un baño de juego a todo un Real Madrid, y en su propia casa.
No vamos a negar el enorme mérito que tiene el Villarreal, pero hay otras explicaciones más allá de admitir su superioridad puntual en el partido de ayer. Si no fuera porque el equipo lleva dos meses bastante errático en su juego y en sus resultados, podríamos achacarlo a un mero "accidente". Pero esta situación se repite, especialmente cuando el rival es generoso en lo físico y ordenado en el juego.
El Villarreal fue ayer un auténtico equipo. Supo alternar la presión en distintas zonas del campo y asfixiar las entradas de los delanteros merengues con un sistema que a la vez le permitía jugar con opciones de superioridad numérica en muchos de los contraataques propiciados por la inoperancia de los jugadores madridistas. En definitiva, todo el orden y oficio que derrochó el Villarreal, le faltó al Real Madrid.
La alineación de Lucas Silva de inicio podría dar la impresión de que daría más equilibrio defensivo. Nada de eso, el equipo apareció partido en el centro del campo en numerosas ocasiones. En el gol del Villarreal se ve a Kroos observando la jugada y reaccionando con lentitud y sin contundencia. De nuevo se inclinó por colocar tres delanteros, y en toda la primera parte apenas lograron tirar a puerta. Ninguno de ellos estuvo a la altura, especialmente Benzema que ya encadena una serie bastante larga sin sustancia. Cristiano sólo hizo algunas jugadas de mérito en la segunda mitad. El mejor delantero fue Marcelo. Sus entradas por la banda izquierda, sobre todo en la segunda parte, fueron lo más destacable del juego del equipo.
Este equipo no sabe bien cómo y dónde debe presionar, cómo achicar espacios ni cómo debe hacer los ajustes defensivos para no quedar a merced del contrario. Ayer el Villarreal tuvo varias oportunidades de plantarse sólo ante Casillas; sólo el desacierto o la mala suerte impidieron que el partido se decantara a su favor. El equipo se hace larguísimo en numerosas ocasiones, lo que obliga a correr para atrás para intentar tapar el enorme agujero que deja el centro del campo.
No se puede decir que ayer les faltara actitud, o al menos no fue el factor fundamental; pero sí se evidenció un desorden y una gran impotencia para manejar y controlar el partido. En cada momento se jugó a lo que el Villarreal quiso y propuso. En cuanto vio la posibilidad de ir a por el partido su entrenador metió en el campo personal más definidor. Todo lo contrario tuvo que hacer Ancelotti, rectificar su primera decisión de introducir a Jesé junto a la BBC y meter a Illarra en el campo porque veía que no solo no iba a ganar el partido, sino que corría el riesgo de perderlo. Necesitaba controlar el juego.
En definitiva, da la impresión de que este es un equipo poco trabajado. Que supedita cualquier sistema de juego a la presencia obligada de varios jugadores sin disciplina defensiva alguna y por tanto sin respuesta cuando el equipo no tiene la pelota. Lo malo es que tampoco saben hacer grandes cosas con ella, más allá de jugadas individuales.
El Villarreal ayer les dio una lección de derroche físico, orden, oficio y juego. Seguimos sin tener respuesta ante estos equipos (Atlético, Sevilla, Valencia, Villarreal...) No sé si el regreso de Modric podrá remediar algo la situación, pero me temo que será difícil con este sistema o falta de él. De momento se ha desperdiciado quedarse quedarse con un solo rival en la Liga. Veremos.
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