miércoles, 11 de marzo de 2015

Caos absoluto. Real Madrid 3 - Schalke 4

   Hacía mucho tiempo que no vivíamos una noche tan angustiosa. Desde el comienzo se vio que el equipo que salía enchufado no era precisamente el Real Madrid. En contra de lo esperado el equipo alemán no vino derrotado al Bernabéu pese al resultado de la ida; pero tampoco el Madrid pareció dispuesto a redimirse de la imagen ofrecida en sus últimos partidos.
   Cada llegada del equipo alemán ha sido en el día de hoy un momento de peligro para el equipo. No solo por el buen hacer suyo, sino también por el desorden con que el Madrid se repliega y defiende. 
   Seguimos sin ver que el problema radique en el aspecto físico, pero sí en parte de la actitud de algunos jugadores. Hoy hemos visto a Benzema quedarse a mirar cómo el contrario controlaba el balón delante de sus narices y quedarse tan tranquilo cuando se estaba en el tiempo de descuento y con un gol del Schalke quedabas eliminado.
  ¿Cómo calificar esta actitud? ¿Es un síntoma de lo que sucede en el equipo? Al menos es una indolencia difícilmente justificable. Y podríamos seguir nombrando jugadores (véase Marcelo, Bale...) que en varias fases del partido han mostrado una actitud parecida.
   Con todo, fundamentalmente se trata de un problema de desorden, probablemente ocasionado por el empecinamiento del entrenador en sostener un sistema supeditado a la diplomacia y a la gestión del vestuario. 
   Con el juego desarrollado por el equipo en las últimas semanas, y desde hace tres meses más ampliamente, es asombroso que un entrenador haya decido ser presa de sus propias palabras. Empeñó su palabra al manifestar sucesivamente la titularidad de Cristiano, Benzema, Bale e Isco, y parece que le  cuesta rectificar un ápice. Es incapaz de sentarlos en un solo partido, aunque solo fuera por probar, por saber si ganaría algo de seguridad y orden en el juego. Y tampoco está por la labor de cambiar según el desarrollo del partido.
   Por el contrario, no está dispuesto a conceder más de 90 minutos a los jugadores (Illarra, Lucas Silva) que sucesivamente ha ido poniendo en el centro del campo para acompañar a Kroos e Isco. Hoy ha introducido su enésimo recambio en esa posición; Khedira, naturalmente el peor de los tres.     Pero es que el italiano ha resuelto siempre su sistema de juego como si se tratara de un puzzle cerrado en el que utiliza unas piezas fijas, y que trata de ir encajando. Lo que le ha ocurrido es que la pieza clave que le permitía resolver el puzzle era Modric. Al lesionarse éste, fue Isco el que cogió la batuta, pero cuando James se lesionó e Isco dejó de hacer de Superman, el equipo se ha descompuesto. Entre otras razones porque Kroos no es el mediocentro defensivo que Ancelotti quiere y precisa que sea. El alemán no tiene la tensión defensiva necesaria.
   Por otro lado, hoy ha quedado patente que Arbeloa no está para jugar en el Madrid, que Marcelo es una caricatura de lateral, que Casillas sigue sin tener el punto que le caracterizó en otro tiempo, y que Bale no acaba de despegar. 
  Demasiadas piezas desajustadas, por eso el equipo está sumido en el caos más absoluto. Ver corriendo a Cristiano como un poseso para presionar al contrario por su cuenta, y sin coordinación alguna con sus compañeros es un gesto encomiable, pero ineficiente a ojos de cualquier entrenador. Esa  misma imagen se vio protagonizar en otros momentos a kroos  e Isco, pero jamás todo el equipo a la vez. 
   Por poner algo de optimismo, la entrada de Modric hoy supuso un control mayor del juego, a pesar de la incertidumbre vivida en los últimos minutos del encuentro: algo es algo. 
   Lo dicho en la anterior entrada, o el entrenador decide protagonizar el cambio, o el Presidente tendrá que tomar medidas. Porque la vuelta de los Modric, Ramos y James puede llegar tarde.

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