Si algún partido entraba dentro de los posibles a perder, éste era uno
de ellos. Pero visto lo visto puede haber sido un partido mucho más importante
de lo que en principio podría esperarse.
El Real Madrid estuvo de inicio a merced del equipo valenciano, hasta el
primer gol. A partir de ahí controló relativamente el juego y el resultado,
incluso dispuso de alguna clara ocasión antes del descanso para haber dejado el
partido en franca ventaja. Bale tiró de su egoísmo que empieza a caracterizarle,
en una pelota que podía haber pasado a Benzema que esperaba completamente solo
frente a la portería.
Con ventaja en el marcador, la segunda parte se presentó de nuevo como
un duelo que necesitaba de todo el físico disponible. El equipo Ché apretó
hasta la extenuación con la connivencia del árbitro (los valencianos vieron
numerosas tarjetas, pero ninguna a consecuencia de las continuas entradas
bruscas e interrupciones del juego) y Ancelotti y el equipo se relajaron en
exceso; no supieron responder con la intensidad necesarias en un partido que lo
requería.
Las incorporaciones de Khedira y Jesé (le falta ritmo de competición) en
primera instancia o la de Chicharito en las postrimerías del encuentro llegaron
tarde; aunque aportaron un cierto equilibrio, no dieron para cambiar el resultado. Sí es verdad
que el equipo achuchó mucho, pero más por el repliegue del Valencia una vez
conseguido su objetivo que por la apuesta ofensiva del Madrid.
Preocupan un par de aspectos importantes. Por un lado, la falta de respuesta
ante equipos muy aguerridos que gozan de la permisividad arbitral y con
capacidad real de ataque (Véase Atlético y Valencia); y por otro, la falta de
control del juego que ya venimos señalando en los últimos partidos.
No vamos a tardar mucho en ver si estos aspectos resultan determinantes
para el devenir de dos de las competiciones, Liga y Copa; ya que en un mes
vamos a enfrentarnos en cuatro partidos a este tipo de equipos: Valencia,
Atlético (dos) y Sevilla.
Perder ante el Atlético nos dejaría fuera de la Copa, pero perder ante
el Sevilla podría dar la vuelta a la tortilla y tener a cuatro equipos metidos
en la Liga. El Valencia, después de los resultados de esta jornada ha
presentado sus credenciales.
Todo pasa por recuperar el control del
juego, que desde que Isco no es omnipresente se ha perdido totalmente. Es verdad
que se han ganado partidos sin necesidad de controlar el juego, pero esto no
vale con todos, como ya hemos apuntado. Hoy el entrenador ha puesto a Khedira
en lugar de James en la segunda parte, quizá ésta sea una pista a tener en
cuenta en los próximos partidos.
En cualquier caso, bien haría Ancelotti buscando un plan B, que pasaría
por cambiar el sistema y volver a
equilibrar el centro del campo. Así doblegó al Barça, sin ello perdió ayer. Pero
para eso debe abandonar la diplomacia y prescindir de inicio de uno de los
delanteros.
Enero despejará estas incognitas. Veremos.
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