jueves, 25 de diciembre de 2014

Otra más para la buchaca. Real Madrid 2 – San Lorenzo 0

   Y llegó el Mundialito, y se vino a corroborar lo que sospechábamos; el equipo ha entrado en una fase de juego un tanto aburrido, aunque sigue ganando y sumando victorias. Camino de batir la mejor racha de victorias que cualquier equipo haya conseguido jamás, el Madrid ha dejado de hacer ese juego suelto y vistoso que no hace tanto tiempo practicaba.
   Cabe preguntarse por qué sucede esto. Yo creo que la entrada de Bale determina la forma en que juega el equipo, y que sólo el derroche físico con que nos ha brindado Isco en la ausencia de Modric pudo hacer que todo siguiera haciendo posible ese juego. En tanto Isco no aparece con la asiduidad con que lo hacía, el dominio y control del juego se resiente de un modo notorio.
   Dicho esto, lo sorprendente es que el equipo sigue goleando igualmente. Lo hizo en la semifinal y no lo hizo en la final porque el árbitro y el juego bronco y ramplón de los argentinos lo impidió. Resulta difícil jugar contra un equipo que tiene como único objetivo agarrar alguna pelota a balón parado y transformarla en gol.
   En lo individual, a destacar la fuerza atacante una vez más de Sergio Ramos, que logró desatascar un partido que iba camino de cosechar alguna lesión y expulsión, esta última por el desquiciamiento al que los jugadores de San Lorenzo sometieron a los blancos, y que el propio Ramos sufrió al tener que jugar con una tarjeta gran parte del partido. Isco, a pesar de haber disminuido su presencia, sigue haciendo genialidades como el pase del segundo gol a Bale. Y vimos la peor versión de James desde su llegada al equipo, probablemente por un regreso precipitado. Lamentamos la lesión de Marcelo porque cada día se le veía en mejor estado de forma.
   El postpartido ha traído polémica por las declaraciones de jugadores, familiares y periodistas argentinos. Todas ellas con un tufo machista en el lenguaje y de mal perdedor insoportable. Se comportan como forofos sin argumentos. Sobre todo sin argumentos futbolísticos, porque el equipo argentino jugó penosamente. Es verdad que con un gran oficio (conocen todos los entresijos del juego defensivo y marrullero, y lo ejercitan con lo que tienen a la perfección), pero sin ningún peligro en ataque, o mejor dicho en el contragolpe. Un equipo español se comporta de esta manera y le llueven críticas por todos lados. Allí parece que esto es muy normal.

   En definitiva, una copa más importante a nivel simbólico que real, que no dice nada del equipo por la escasa entidad de los rivales;  pero que si no ganas te deja retratado ante todo el mundo. 

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