Que a los viente minutos de juego el Madrid iba a dinamitar la eliminatoria no podía creerlo nadie a priori. Pero en esta ocasión, al contrario que en el Bernabéu, el juego del equipo Bávaro evidenció desde el principio que no iba a encontrar los caminos con facilidad para penetrar en el ordenado sistema defensivo que de nuevo planteó el Madrid. Aunque esta vez con la defensa más adelantada.
Este sí es un partido para extraer numerosas conclusiones en todos los ámbitos: táctico, técnico, individual y colectivo... Sin embargo, hay una conclusión que explica todas las demás, y la expuso el entrenador italiano en la rueda de prensa al ser preguntado por el sistema empleado. En una respuesta que sonaba sincera vino a decir que lo de menos era el sistema, lo importante es que los jugadores tengan la tensión y concentración necesarias.
Líneas bien juntas, ayudas generosas, tensión sin nervios (Ribéry abofeteó a Carvajal y este ni se inmutó), paciencia y orden fueron los ingredientes de este magnífico plato que ayer nos sirvió el equipo blanco y que todos los madridistas degustamos con enorme placer. Por momentos parecía que Bale era un lateral más, al igual que Di María. El tándem formado con sus laterales respectivos estuvo en el principio del fin del Bayern, pues no en vano su artillería pesada estaba en los extremos Ribéry y Robben; el primero acabó sustituido debido a la asfixia a que le sometió Carvajal; y el segundo no pudo con Coentrao y las ayudas de Di María.
El entrenador del Bayer puso en el terreno, de inicio, prácticamente toda la artillería de que disponía, pues a los ya mencionados hay que añadir a Müller y a Mandzukic, un recurso que suele utilizar cuando el partido se complica, como plan B. De modo que al empezar con el plan B, se quedó sin plan. En esta situación el equipo alemán se movía por el campo sin saber qué hacer con el balón una y otra vez. Si la idea era entrar por los extremos, allí estaban las parejas descritas, si lo hacían por el centro, allí se encontraban con frecuencia con la anticipación de los dos centrales, Ramos y Pepe, o con la ayuda de Xabi.
Mientras tanto, el Madrid salía; hora, Di María; hora, Bale; otrora, Xabi; y las más de las veces , bajo la batuta de Modric, con contragolpes que bien pudieron haber abultado aún más la victoria. Anotamos dos lanzamientos lejanos a puerta vacía de Bale y Cristiano.
Tan solo Benzema estuvo algo frío para la temperatura que ayer cogieron sus compañeros, pero no por el desacierto que machaconamente le reprochan los aficionados blancos, sino porque fue el único jugador que pareció ausente a veces, o no tan concentrado como los demás. Cayó en el consabido fuera de juego en numerosas ocasiones, no presionó con la suficiente intensidad en otras. El francés es un gran jugador, quizá el perfecto complemento de Cristiano, al menos del gusto suyo; pero debe poner algo más de chispa en su juego, vaciarse más si quiere seguir en el Madrid. En cuanto aparezca una competencia de peso lo tendrá difícil.
Ayer deberíamos destacar al conjunto, porque todo funcionó como una auténtica orquesta; pero hemos de reconocer que Carvajal estuvo impecable taponando a Ribery y en los desdoblamientos atacantes, Cristiano cumplió en su cita con el gol, y Sergio Ramos puso el empuje y el poderío físico en ataque y en defensa como nunca lo había hecho esta temporada.
No me resisto a comentar la caída de Xabi para la final, sobre todo porque se han cargado las tintas sobre la hipotética inocencia o falta de concentración del jugador. Quien ha jugado al fútbol sabe que no se puede jugar con intensidad y echando el freno. El jugador alemán fuerza la falta, y quedaba a criterio del árbitro el sancionarla con tarjeta. ¿Cuántas pelotas ha recuperado Xabi rebañando por abajo que es lo que pretendía? Es verdad que el partido estaba muy decantado, pero esto lo debe ver el entrenador sustituyendo a un jugador advertido, como bien hizo después con Ramos.
El miedo es libre, y Ancelotti está abonado a él. Convendremos en que hoy no es el día para criticar al italiano, pues independientemente de lo que ocurra al final de temporada ha conseguido pacificar el vestuario y dirigirlo a los verdaderos intereses del club.
Ganar en el Allianz no es nada fácil, pero hacerlo con la contundencia que lo hizo ayer el Madrid solo figuraba en los sueños. El italiano lo posibilitó ayer. Quedará en la retina por mucho tiempo.
Ahora queda otro partido para poner los sueños en la historia con mayúsculas.
No me resisto a comentar la caída de Xabi para la final, sobre todo porque se han cargado las tintas sobre la hipotética inocencia o falta de concentración del jugador. Quien ha jugado al fútbol sabe que no se puede jugar con intensidad y echando el freno. El jugador alemán fuerza la falta, y quedaba a criterio del árbitro el sancionarla con tarjeta. ¿Cuántas pelotas ha recuperado Xabi rebañando por abajo que es lo que pretendía? Es verdad que el partido estaba muy decantado, pero esto lo debe ver el entrenador sustituyendo a un jugador advertido, como bien hizo después con Ramos.
El miedo es libre, y Ancelotti está abonado a él. Convendremos en que hoy no es el día para criticar al italiano, pues independientemente de lo que ocurra al final de temporada ha conseguido pacificar el vestuario y dirigirlo a los verdaderos intereses del club.
Ganar en el Allianz no es nada fácil, pero hacerlo con la contundencia que lo hizo ayer el Madrid solo figuraba en los sueños. El italiano lo posibilitó ayer. Quedará en la retina por mucho tiempo.
Ahora queda otro partido para poner los sueños en la historia con mayúsculas.
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