Con la vuelta a una alineación más "clásica" y la variación táctica, al introducir en la práctica tres centrocampistas; supongo que Ancelotti pretendía crecer desde la seguridad, algo muy propio de los entrenadores que se encuentran en la inseguridad permanente. Como no acaba de encontrar la forma idónea para generar juego y guardar las espaldas, se decanta por lo segundo. Sin embargo, ocurre que un equipo diseñado para tener la pelota sufre lo indecible cuando no la tiene porque no sabe recuperarla.
Así las cosas, la Juventus pudo haber dejado el partido muy cuesta arriba en los primeros minutos del encuentro. A pesar de ello ocurrió lo contrario, merced a una magnífica jugada de Cristiano. Esta circunstancia no varió en esencia el juego del Madrid, pues el equipo italiano dio un recital de toque y pases precisos y vertiginosos que a duras penas podían los blancos atisbar.
Nos preparábamos para ver qué respuesta era capaz de dar este equipo ante un rival de verdadera entidad, cuando llegó la expulsión del central italiano. Es verdad que era amarilla, y que ya debía haber recibido una amarilla en el penalti a Sergio, pero la verdad es que no parecía para tanto. En cualquier caso, nos privó de ver qué hubiera pasado de haber llegado al final del encuentro con los números igualados.
Incluso con diez, el equipo de Turín llegó a disponer de opciones para empatar el partido; pero la verdad es que los italianos acusaron al final el derroche físico que vertieron a lo largo de todo el partido. Mientras, el Madrid volvió a parecer un equipo indolente, y con falta de garra para sentenciar.
Nada aportaron los cambios de Bale e Isco. De nada sirvió el sistema de juego implantado. El equipo volvió a estar a merced de su adversario. Fue un equipo sin director del juego, sin capacidad para recuperar la pelota, sin saber qué hacer cuando la tiene. Y por sacar algo positivo diremos que al menos en algunas fases parece que puso en práctica un contragolpe más parecido al de otras temporadas, al menos en la rapidez de ejecución.
Seguimos sufriendo demasiado sin la pelota, y dependiendo demasiado de la fortuna. Pero si seguimos jugando con ella en algún momento nos dará la espalda. Urge encontrar el patrón y que Bale empiece a estar a la altura de lo que ha costado; quizá tenga una buena oportunidad el próximo sábado, el rival puede favorecer su juego. En breve lo veremos.
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