Cuando todo apuntaba a un desastre liguero peor que el del año pasado, porque el anterior sabemos cuándo el equipo se recuperó y este no sabemos cuándo va a remontar. Después de un horrible partido como casi todos los disputados en Liga esta temporada, aparecieron Morata, Marcelo y Jesé y rescataron al Madrid del marasmo ofensivo en que navegó durante todo el encuentro. Este entrenador es tan timorato que no se atrevió a sacar a los tres a la vez, y decidió jugar con el tiempo a favor del Levante haciéndolos de forma escalonada.
Sin ideas, sin orden, sin patrón de juego en ambos sentidos: ni hay esquema, ni hay un jugador que coja el mando de las operaciones. El Madrid volvió a desesperar a lo largo de todo el partido. Y como ya ocurrió con el Elche, en los inicios el equipo atacante y el control del juego fue del Levante. Ni siquiera eran capaces de jugar al contragolpe; en primer lugar, porque el equipo de Ancelotti no parece desplegarse a la velocidad que en temporadas anteriores se hacía; en segundo lugar, porque el Levante tenía muy bien aprendida esta lección y a pesar de atacar, lo hacía siempre con las espaldas bien cubiertas.
Pasados esos quince o veinte minutos iniciales el juego se fue pareciendo cada vez más al esquema de partidos anteriores. Un Levante bien replegado y ordenado y un Madrid inoperante y errático en ataque, perdiendo pelotas que daban oportunidades de contragolpe con relativa frecuencia, fruto de las mismas llegaron los dos goles del Levante.
Solo la salida al terreno de juego de Marcelo, Morata y Jesé logró cambiar las cosas en ataque. Se tuvo mayor velocidad en las operaciones y una mayor profundidad por las bandas. Pero únicamente la fortuna pudo levantar un partido que estaba perdido a falta de treinta segundos para finalizar el tiempo reglamentario.
Así que las claves de este encuentro comienzan por un nuevo planteamiento fallido, continúan con una insistencia en alinear jugadores que no están (Coentrao, Khedira, Benzema), la obstinación en no alinear a otros (Carvajal, Morata, Jesé), y terminan en un terreno poco serio como es el de la fortuna; coqueteando con ella suele terminar dando la espalda.
Ya hemos dicho en otra entrada que es probable que la entrada de los lesionados (Xabi, Marcelo y Bale) darían otro aire a este equipo. Algo de ello ya han apuntado las apariciones de Marcelo el miércoles y hoy. Pero no sería justo hacer recaer sobre ellos la responsabilidad de levantar esto; la ansiedad es mala consejera en los regresos desde una lesión.
Así que a menos que nos encontremos ante otro entrenador con una flor en el trasero, de continuar con esta relación azarosa, este equipo terminará en la miseria más absoluta, pues jugar, lo que se dice jugar, no parece que juegue a nada esperanzador.
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