Desde que llegó al Madrid he opinado que el equipo jugaría mejor sin Cristiano Ronaldo que con él. Y así lo he sostenido durante todo este tiempo. Pero creo que ha llegado el momento de rectificar esta afirmación. Ni que decir tiene que lo hacemos con muchísimo gusto, pues no en vano esta se produce por el cambio experimentado en su juego y personalidad que pasamos a comentar.
Antes de nada quisiera decir que me ha movido a escribir esta entrada el haber visto la entrada brutal de la que ayer fue objeto por parte de un jugador del Betis que él apenas protestó, cuando se trataba de un penalti claro y al menos tarjeta naranja.
En esta temporada se ha producido un salto cualitativo importantísimo en los dos aspectos antes mencionados.
Por un lado, su juego es mucho más consistente por el abandono del individualismo absoluto; aún tiene algunos lances, pero se supone que un delantero de esta categoría tiene ciertas dosis de ello casi recomendables. Además, ahora es capaz de penetrar y pasar lo que ha ampliado las posibilidades del equipo, que dicho sea de paso, no se beneficia por la falta de forma de sus dos delanteros. A esto hay que añadir algo que me parece sorprendente en un jugador de esta categoría. Ahora es capaz de regatear e irse de los contrarios. Nunca entendí cómo era posible que un jugador de primera talla no fuera capaz de irse de nadie, salvo en carrera. Antes todo eran gambeteos inútiles y exasperantes por improductivos.
Por otro lado, su personalidad ha cambiado poco a poco desde el aspaviento y protesta constante hacia los compañeros por no pasarle la pelota, o hacia el árbitro por no pitarle falta. Ahora apenas reprocha a sus compañeros las jugadas, ahora aguanta a los árbitros lo que otros no aguantarían, ahora no exhibe esa cierta chulería con que ganaba "adeptos" por cualquier campo que pisara.
En fin, es un nuevo Ronaldo el que hoy vemos en el terreno de juego. Ahora sí que creemos que el equipo es mucho más con él, ahora cae menos antipático.
¿Quién ha propiciado este cambio? Esto sería el terreno de la especulación. Nos conformamos con constatarlo. Y lo que no cabe la menor duda es de que se merece una renovación a la altura de la importancia de su juego. Y de que ahora es un serio aspirante a disputarle a Messi el trono mundial; entre otras cosas porque ha llevado a su equipo a lo más alto de las tres competiciones que disputa. Quizá todo se dilucide en un partido. Avanzar un peldaño más en esta Liga de Campeones puede ser la clave. Ya veremos, pero mientras tanto esperamos que Ronaldo siga en esta línea y no tengamos que rectificar de nuevo.
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