lunes, 2 de mayo de 2011

Oportunidad perdida

Es verdad que lo tenemos muy difícil para superar la eliminatoria de la liga de campeones; pero precisamente por eso creo que no nos podíamos permitir el lujo de perder en casa contra el Zaragoza. 
Con este partido perdido se dio la oportunidad al Barcelona de jugar un partido de lo más tranquilo. Jugando con titulares a modo de entrenamiento o jugando con el banquillo, y reservando a los titulares.
Era muy necesario forzar al Barcelona a jugar ese partido con tensión. De la tensión podían salir algunas posibilidades de abordar el partido de Liga de Campeones con alguna opción. Con un resultado positivo del Madrid se obligaba al Barcelona a disputar ese partido con todo lo que ello conlleva: nervios si se pierde,  riesgo de lesiones, cansancio acumulado...
Ahora puede recibir al Madrid con absoluta tranquilidad en lo que respecta a la Liga, y con el mínimo esfuerzo físico y mental realizado.
Creo que al margen de lo ocurrido en el partido de ida, el Madrid no ha sopesado bien la influencia de la Liga en la Liga de Campeones. Uno tiene la sensación de que hace tiempo que decidió jugarse la temporada en los torneos de KO. Cosa razonable si no fuera porque hay vasos comunicantes entre unas y otras competiciones: juegos psicológicos, estados físicos, dudas... 
Mourinho ha reconocido que tal vez no motivó a sus jugadores. Es un reconocimiento que probablemente él considere menor y por eso no le cuesta decirlo, pero creo que se equivoca. Del mismo modo que se equivocó al considerar que la expulsión de Pepe significaba la pérdida de la eliminatoria. Abdicó de sus funciones: no reaccionó a tiempo y se autoexpulsó porque pensó que ya tenía una buena excusa para justificar la pérdida de la eliminatoria. Esta no era una cuestión menor, sino más bien todo lo contrario. 
En los anales de la historia lo que figuran son los títulos y él, que es experto en ganarlos, lo sabe mejor que nadie.
Que la actuación arbitral fue indignante, sin duda. Pero un profesional de su categoría no está para perder los nervios y abdicar de sus funciones. Para lamentarnos y protestar estamos los aficionados, el entrenador está para mantener la cabeza fría. Y en esta ocasión a Mourinho se le ha calentado demasiado en el corto y en el largo plazo, perdiendo la oportunidad de presionar al Barcelona. 
El martes veremos.







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