lunes, 22 de febrero de 2016

Sin ganas, fuera de la Liga. Málaga 1 R. Madrid 1

 No creo que el partido merezca un análisis, pero la importancia que adquiere sí que lo hace merecedor de este.
 Y es que da pereza darle vueltas a un partido que se resume en un par de vocablos: FALTA ACTITUD.  
 El Madrid fue un equipo sin ambición, entregado a la desidia más absoluta y con un desorden  absoluto en todas sus líneas. 
 Sólo podemos salvar a Keilor Navas; pues poco antes de marcar el gol Ronaldo habíamos advertido que de nuevo teníamos la sensación de estar viviendo una gran mentira. Parecida a la del comienzo de temporada con Benítez. Keilor, primero y Casemiro, (olvidado para los restos sin saber por qué), después sostuvieron a un Madrid lamentable, que sacó partidos adelante de forma inmerecida y por tanto ficticia.
   No funcionaron ninguna de las líneas. Empezando por la defensiva, donde Sergio Ramos volvió a estar horrible entregando balones al contrario, no defendiendo ni por arriba ni por abajo; Carvajal, precipitado, fallón en la entrega y sin profundidad alguna (y ya van dos. Igual terminamos pidiendo a Danilo que se estaba enmendando). Y Marcelo, aunque desaparecido en defensa, fue el mejor atacante como casi siempre.
   El centro de campo fue más de lo mismo. Con un Kroos completamente de espectador, Modric casi sin aparecer, Isco muy irregular de más a menos para terminar diluido, y un horrible Kovacic que perdió el norte en numerosas ocasiones y se enredó una y otra vez con la pelota o tras ella.
   Arriba, ni Cristiano estuvo en la línea de progreso que había mostrado en Roma, también perdido en peleas y quejas constantes; y un Jesé que apenas entró en juego o lo hizo sin acierto, y con dosis de egoísmo cuando pudo ejercer de ello.
   A todo hay que sumar la falta de reacción del entrenador. Su discurso posterior no se corresponde con el nerviosismos-cabreo mostrado durante el encuentro. Llamando a la normalidad y serenidad como si todavía esto tuviera arreglo,en la rueda de prensa; pero dando patadas de rabia en mitad del encuentro. Hizo los cambios tarde, escalonados y escasos, cuando el encuentro requería una solución drástica y masiva. Drástica, porque jugadores como Kroos viendo pasar al contrario por todos lados y sin tensión defensiva ninguna tienen que ser sustituidos inmediatamente; y masiva, porque el problema era de actitud de casi todos los jugadores, por lo que necesitas un grupo que entre a la vez para despertar a los demás.
   Lo peor, que salvo algún gesto de Ronaldo de desesperación e impotencia ante lo que ocurría, los demás parecían resignados a perder el encuentro, la Liga y todo lo que hubiera estado en juego el sábado en Málaga.
   Todo indica que el efecto Zidane no era tal, y que estos jugadores no están para ningún sacrificio. A lo máximo que aspiran es a ver si en Liga de Campeones toca la flauta por casualidad, como en la fábula de Tomás de Iriarte. 
   Veremos, o quizá no merezca la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe con letra minúscula. Los comentarios con insultos serán eliminados.