Pocos podrían anticipar al ver los primeros minutos del partido que iba a terminar como lo hizo al término del encuentro. En esos quince minutos iniciales el Rayo vino a sacar de nuevo los colores a este equipo que no acaba de ser capaz de sacudirse la presión de cualquier equipo que le achuche en su propio área, tal como puso de manifiesto el Villarreal en el encuentro anterior.
Insistió Benítez en colocar a tres atacantes sin mordiente alguna ni defensiva ni ofensivamente. Tampoco el centro de campo (Modric, Kroos y James) salió especialmente dispuesto a batirse el cobre. Así, cuando se quisieron dar cuenta, a pesar de haberse puesto por delante en el marcador, merced a buen "contragolpe, ojo", el Rayo se adelantaba, aunque todo hay que decirlo, con un gol en clara falta sobre Pepe.
Y vino la expulsión totalmente justa, y vino la otra expulsión menos clara, y se esfumaron las posibilidades de ver el rumbo que hubiera tomado el partido de haber estado el Rayo al completo.
Así pues, visto lo visto, todo apunta a que tendremos que esperar para saber si este equipo, este proyecto de Benítez va a tirar adelante o precisa hundirse más para anunciar su defunción, pues a partir de ese momento la tan traída y llevada BBC hizo lo que se supone que debería hacer en cada partido normal (contra once). Con las espaldas cubiertas por la inferioridad del contrario, el ataque con espacios suficientes para moverse y pensar, y las facilidades que dio el contrario al no replegarse, dio pies y alas a ese ataque que pudo darse un festín casi vergonzante para ellos mismos ante la impotencia que manifiestan en todos los partidos y con un rival al completo.
Pues eso, compás de espera.
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