El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice sobre la
entrada de la palabra ESPÍRITU en su acepción número seis: “ánimo, valor,
aliento, brío, esfuerzo”.
Pues no hay mucha más historia en el partido disputado ayer en el
Bernabéu. Es verdad que puede que el haberlo presenciado en el campo me haya
influido para hacer este juicio sobre lo que ayer sucedió, sobre todo porque
estoy acostumbrado a ver los partidos por la televisión; pero la sensación que
extraje del encuentro es que vi un equipo sin ánimo, sin aliento, sin brío, sin
esfuerzo. Apenas se movían, apenas se tiraban desmarques, apenas se presionaba
al rival cuando éste tenía la pelota...
No pueden quejarse los jugadores, pues en contra de lo que algunos
medios dicen que sucedió, no hubo pitada generalizada al equipo, y salvo que un
sector mínimo, aunque ruidoso, la tomó con Casillas cada vez que tocaba la
pelota, allí no hubo más. Bueno, sí, los aplausos fueron mucho más numerosos. Pero a pesar de eso el equipo salió al campo
sin espíritu. De nuevo unos minutos iniciales en los que el contrario mete el
miedo en el cuerpo, se echan atrás y cunde el desconcierto general. Luego, muy
poco que llevarse a la boca, salvo acciones puntuales de mucha calidad pero muy
inconexas, sin continuidad, sin ritmo.
El estado de forma (quizá no física pero sí mental) de algunos jugadores
es posible que esté en el fondo de lo mal que está el equipo. A destacar
Cristiano porque se nota mucho su “ausencia” y el caso de Illarramendi que encarna
lo que estamos insistiendo en esta entrada acerca del espíritu. Llegando tarde
a todas las pelotas que disputaba, y sin profundidad alguna en su juego.
Vi mejor que de costumbre a Bale,
porque no solo se movió y percutió más de lo habitual sino porque en algunas
ocasiones defendió las entradas del Deportivo por su banda.
Caso aparte es el de Isco que sigue
siendo el jugador más influyente del equipo hoy por hoy. Grandísimo e
importante su gol. Dice él que el partido contra el Atlético ha sido una “cura
de humildad”. Es una buena reflexión que de ser cierta alguien (véase
psicólogo) les tenía que haber puesto sobre aviso. Pero la verdad es que a uno
le cuesta creer que gente de la edad de Isco pueda sustraerse a las alabanzas
constantes y tengan la sapiencia necesarias para conocer o intuir que tal como
te advierten los bancos: “rentabilidades pasadas no garantizas rentabilidades
futuras”. Así que ganar en medio de las
tres competiciones un trofeo que no sirve para nada si no ganas ninguno de los
tres que disputas en la temporada, puede hacer confundir a más de uno; tanto
por la importancia del mismo, como porque no garantiza nada en dichas
competiciones.
Así, este equipo ha vuelto otro tras la disputa del Mundialito y el
jaleo montado por la prensa acerca de que
era un equipo que hacía historia por la cantidad de victorias
consecutivas. Todos estos cuentos y zarandajas de records individuales (véase bolón de oro) y
colectivos que no tienen ninguna utilidad pueden despistar a más de uno, cuando
no a todo un equipo, si no hay alguien que les saque del tremendo error que
supone.
Más adelante, en una de las locuciones adverbiales, dice el diccionario
“cobrar ánimo y vigor para ejecutar algo”. Buena falta le hace a este equipo “levantar
el espíritu”, que es la locución aludida, porque de lo contrario el batacazo
será de campeonato.
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