De nuevo arrancó el equipo con la “caraja” a que nos tiene acostumbrado
en los últimos partidos. En esto también vamos camino de batir un record, si no
lo hemos hecho ya. Y parece que nadie hace nada, de manera que comienza a
aceptarse como un fenómeno meteorológico.
Suerte que se tardó muy poco en
igualar la contienda, favorecidos por las lesiones de la casi única artillería
de que disponía el equipo de San Sebastián.
Con el mejicano y Canales fuera
de combate, el Madrid pasó al control total del encuentro y vino a recordar por
momentos al equipo de comienzos de temporada. No es casual que esta
recuperación coincida con la baja de Cristiano. No porque el portugués esté de
más, sino porque de nuevo, como ya sucediera con la ausencia de Bale al
comienzo de temporada, permite la alineación de un centrocampista más y logra
un equilibrio que con los tres puntas natos no acaba de tener; dado que el
galés no está por hacer labores defensivas.
Ayer vimos a un James que defendía cuando había que defender y aparecía
por cualquier parte de la delantera, incluso en la posición de delantero
centro, como ocurrió en el primer gol que firmó él mismo, o en la pelota que le
arrebató Bale cuando el colombiano se disponía a disparar.
Con ello entramos en el terreno
del análisis del comportamiento individual. De nuevo hemos de señalar a Isco
como el jugador desequilibrante del que hemos carecido durante tanto tiempo. Aunque
para mi gusto pegado a la banda como jugó ayer no demuestra todas sus
potencialidades, he de reconocer que hizo un partidazo en esa posición, dando
de nuevo un recital de recursos efectivos y efectistas. Pletórico Benzema,
estando en todas las jugadas de ataque y materializando dos goles, el segundo
para quitarse el sombrero. Muy bien James, quizá la posición en que jugó ayer
es la que le permite desarrollar su mejor fútbol; marcó y dio pases magníficos
y certeros. La otra cara de la moneda volvió a ofrecerla Bale. Estuvo errático
en su juego, falló una ocasión en mano a mano con el portero, y tiró de su
egoísmo de nuevo en la pelota que quitó a James. También dio una asistencia
magnífica en el primer gol de Benzema, todo hay que decirlo; quizá le llamaron
la atención en el descanso.
El equipo recupera sensaciones perdidas que esperamos se confirmen en la
decisiva semana que se avecina. Para ello habría que recordar las palabras
dirigidas a George Bush con que Bill Clinton llegó a la Casa Blanca; “Es la
economía, idiota”.
Pues eso: “es el equipo, Bale”.
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