lunes, 1 de septiembre de 2014

Desconcierto general. Real Sociedad 4 - Real Madrid 2

    Podríamos volver a repetir la entrada de la semana pasada, pues en cuestión de interrogantes seguimos haciéndonos los mismos; si acaso han aparecido algunos nuevos que se agravan por el paso del tiempo. 
    Lo malo es que han aparecido algunas certezas que podríamos tener por confirmar, como por ejemplo el estado físico. La segunda parte volvió a mostrar un equipo plano,sin nervio y sin capacidad de reacción. Entre otras cosas porque los revulsivos que puso en juego el entrenador fueron Khedira y Arbeloa; sin comentarios, para no repetirme con estos dos.
     Si tradujera aquí los pensamientos y análisis de la situación durante los primeros veinte minutos, al menos yo saldría bastante rojo. Sobre todo porque no parecía previsible que ese partido lo pudiera remontar un equipo que acababa de ser apeado de Europa y estaba siendo desbordado en todo el campo. Y aunque advertí que podíamos acordarnos de las ocasiones fallidas para "matar" el partido, ni por asomo pensé que el tiempo se iba a corroborar mis peores presagios.
    Veinte minutos de ataque primorosos pusieron al equipo en franca ventaja, con  un buen funcionamiento en ataque y sin apenas problemas en defensa ante la facilidad que daba el rival. Cuando éste decidió, fundamentalmente a partir del descanso, ir a por el partido, las tornas se cambiaron. La Real presionaba y el Madrid no daba tres pases en condiciones, con todos sus jugadores estáticos y esperando que los demás resolvieran lo que solo podían hacer entre todos, llegaron los goles donostierras. Como no, a balón parado.
    En estas, parece que el Madrid no está en construcción como podríamos titular si se tratara de un nuevo equipo. Se han cambiado dos piezas influyentes por otras dos, y de repente nada encaja. Un campeón de Europa parece descomponerse a la mínima que el contrario lo presiona y le hace defender. Nadie está en su sitio, nadie parece saber defender en un balón al área propia. Unas veces falla el portero; otras, la defensa; y otras, todos a la vez. Llevan un mes de entrenamientos y no tienen ni ritmo, ni automatismos, ni esquemas... En definitiva, no hay equipo. Y es que cuando no se está físicamente bien, todo juega en contra. Ancelotti está dormido y obnubilado por la desaparición de dos de los jugadores en los que más confiaba y la llegada de otros tantos que no sabe dónde colocar. En realidad, solo ha resuelto el tema de la portería, aunque mal resuelto porque Iker no está, y la espera ya se alarga demasiado. Así que el tema no va a dejar de aparecer. 
    El entrenador tiene gran parte de la culpa por no tener a los jugadores en perfecto estado físico, pero es fácil de imaginar que no ha ganado para  sustos en esta pretemporada, pues se han marchado tres jugadores a los que más ha elogiado y le han traído más de lo mismo. Salvo Kroos que era una necesidad, lo demás era prescindible, ya lo hemos dicho en otras entradas. Así que la directiva se ha vuelto loca con las altas y las bajas,  el entrenador está desconcertado y eso se transmite a la plantilla; discuten entre ellos y se echan las culpas unos a otros, hay al parecer una fuerte marejada entre los gallos del corral que crea mal ambiente y favorece el desconcierto general. Y ahora viene un parón en el que con tantos jugadores con sus respectivas selecciones difícilmente podrá el entrenador desarrollar un trabajo adecuado. Esperemos que aproveche para aclararse las ideas.
   
   

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