Comenzó el Madrid enchufado desde el comienzo del partido, controlándolo y moviendo el balón con rapidez y fluidez. Fruto de este juego llegó el magnífico gol de Cristiano que hacía presagiar un partido tranquilo. No fue así, fundamentalmente porque la fortuna mantuvo vivo al Málaga hasta el minuto noventa.
Casi siempre pasa lo mismo. Cuando un equipo mantiene la fe en la remontada es capaz de sacar fuerzas de donde parece que no las había. Y eso le pasó hoy al equipo malacitano. Aunque dispusieron de numerosas oportunidades para "matar" el partido, la falta de puntería, en unas ocasiones y la fortuna, impidieron el segundo gol madridista que hubiera hecho bajar el nivel de esfuerzo malaguista.
Un partido en el que es necesario destacar la entrada de Di María por Benzema en el minuto veinte, porque no paró de correr a lo largo y ancho de todo el partido y del campo; robando balones o atacando de forma vertiginosa. Su aportación en el centro del campo nada tiene que ver con la de Isco, que hoy no estuvo demasiado afortunado, ni siquiera cuando tras la lesión de Benzema ocupó la posición de falso delantero centro. Da la sensación de que Isco necesita ser un jugador fresco para atacar y no puede dedicarse a trabajar en el centro del campo; demasiados jugadores con este perfil de baja responsabilidad defensiva: Benzemá, Bale, Cristiano, Isco... Con tanta gente así, los demás han de emplearse a destajo. Y así fue, tanto Modric, como Di María o Xabi trabajaron con tesón hasta la extenuación. Magnífico partido de Alonso, y de Modric, cuando pudo zafarse de sus rivales. Metió algunos pases a la espalda de la defensa que por fortuna para el Malaga no se materializaron.
Pensé que arriesgar con la entrada de Di María, a una tarjeta de la suspensión y con posibilidades de quedarse fuera del partido contra el Barcelona, era una temeridad. Pensé que con el uno a cero ya en el marcador, no era necesario, pero a la postre pudo ser esencial su participación. No obstante, Ancelotti esperó demasiado para meter a Illarramendi en el terreno, ya que el equipo estuvo desbordado por el empuje del Málaga durante demasiado tiempo de la segunda parte. Quizá pensó que en el intercambio de golpes en que se convirtió el partido, el Madrid tenía las de ganar.
Cristiano volvió a marcar, pero estuvo de nuevo un poco egoísta en alguna de sus acciones. No acaba de saciar su sed de gol. Con el gol ya conseguido debió buscar más la asociación que la jugada individual.
Bale estuvo mucho más activo que en partidos precedentes y demostró que con espacios resulta imparable, y que necesita alguien que aproveche mejor sus centros cuando gana la línea de fondo. Quizá termine por ser más efectivo entrando por la derecha, pues al tener dos salidas, los defensas no saben por dónde va a salir. De él salieron varios centros cruzados a pierna cambiada que resultan muy difíciles de defender, de él salió el pase que dio lugar al gol, de sus botas salieron algunos centros que no terminaron en gol porque carecemos de un verdadero delantero centro matador.
Victoria por todo ello muy trabajada, porque a pesar de que un gol del Málaga podía dar al traste con la aspiración de mantener las diferencias con Barça y Atlético, el equipo supo sufrir y emplearse defensivamente. Y aunque la mayoría de los balones aéreos se los llevó Santa Cruz, especialmente los disputados con Varane que no estuvo muy fino en el día de hoy, Diego López no tuvo demasiado trabajo.
A la espera de lo que hagan el Atlético y el Barcelona, misión cumplida.
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