sábado, 2 de noviembre de 2013

Demasiada diplomacia. Rayo 2 - R. Madrid 3

   He terminado viendo el partido a través de una televisión árabe. No sé si debido a la forma en que narran, he vivido veinte minutos finales como no recordaba desde hace mucho tiempo. 
   Un partido que parecía resuelto después de un cero tres y que comenzó a ser un caos de nuevo a partir de la salida del terreno de juego de Xabi. Mientras él estuvo en el campo, sin hacer un juego brillante, el Real Madrid controlaba el partido; pero su salida pareció dar alas al Rayo que tocó a rebato y comenzó a mandar en el partido con un descaro que convirtió a su rival en un equipo pequeño, sin control de la pelota, con un desorden defensivo preocupante, donde ninguno de sus jugadores pareció estar a la altura de lo que se le supone. 
   Todo el buen hacer de Cristiano, de Bale y de Benzema durante la primera parte, se tiró por la borda en la segunda en apenas unos minutos, dos penaltis propios del desorden y numerosas llegadas que no recogieron su fruto; unas veces gracias a la fortuna, otras a la intervención de Diego López. 
   Una vez más vuelve a demostrarse que esto del fútbol es un estado de ánimo. Así que en la segunda parte el Rayo cambió el suyo a raíz del primer gol. Comenzó a disputar cada balón como si fuera el último, encimó a los delanteros madridistas que dejaron de tener siquiera oportunidades de jugar la pelota, y propuso una velocidad e intensidad en el juego que el Real Madrid no tuvo la más mínima intención de disputar. En estas circunstancias las llegadas eran un auténtico destrozo en una defensa que volvió a evidenciar que por diversas razones está descompuesta. Hoy hasta Pepe que venía jugando bien estuvo horrible, no solo cometió un penalti cuando había tres defensores para un solo atacante, sino que despejó en numerosas ocasiones hacia el contrario, sin contundencia ninguna. Qué decir de Marcelo, salió cuando el desastre estaba  en marcha y lo único que hizo fue contribuir a empeorarlo, como era de esperar.
   De todo esto hay un culpable primordial. Cada vez se evidencia más que Ancelotti no sabe a qué juega. Tiene un lío considerable y está provocando en el equipo un desquiciamiento que se manifiesta en los continuos cambios de alineación que pone en juego. Hoy ha sido el último episodio de este serial. Hoy ha alineado en el centro del campo a Di Maria, un jugador bastante caótico en su juego y que probablemente es  la primera vez que juega como escolta del medio centro; así que en la segunda parte el centro del campo que debía sostener el equipo estaba formado por Illarra, Di María y Modric. Cuando el Rayo comenzó a comerse el césped, el Madrid tenía tres delanteros inutilizados (es un lujo que no se puede permitir ningún equipo) porque nadie controlaba el juego y podía servirles un solo balón en condiciones; y en las pocas ocasiones que este llegó la presión rayista lo desbarató. 
   Este entrenador en lugar de haberse marcado como primer objetivo formar un equipo, parece empeñado en tener a todos contentos (Casillas, Di María, Benzema, Ramos, Arbeloa, Khedira). Para ello no le importa lo más mínimo cambiar las posiciones de los jugadores, y la forma de juego. Lo lógico sería formar una estructura (dibujo y jugadores idóneos), para una vez fijada comenzar a hacer rotaciones para mantener a varios jugadores con buena disposición hacia el equipo.  La temporada es muy larga y da para poder mantener a todos activos, pero todos no pueden jugar la vez. Un poco de diplomacia es necesaria, pero este exceso solo está conduciendo al desastre (hoy se bordeó la caída en la disputa por la Liga): ni pueden estar jugadores que no estén en forma, ni pueden jugar jugadores fuera de su sitio constantemente.  
   Tal vez el día que repita tres partidos seguidos el mismo equipo, sea cual sea y con el sistema que sea, caiga de la burra. Pero para ello tendrá que posponer la diplomacia.

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