Tal como nos temíamos el Dortmund fue un equipo muy complicado. El resultado ficticio que cosechó en casa del Manchester (empató) podría conducir a algún que otro equívoco. No para quienes vimos aquel partido, donde el equipo alemán dio un baño importante a un Manchester, al que ganamos con dificultad en el Bernabéu.
Y es que el Madrid este curso no ha ganado a nadie con suficiente empaque, salvo lo hecho en la Supercopa y contra el Barça en Liga. Ahora se me antoja que las razones son otras que lo ocurrido a comienzos de temporada donde, desde aquí siempre hemos pensado que se trataba de un problema de cansancio y pereza. Ahora, el problema es otro. Son las lesiones en el lateral izquierdo y un centro de campo que no acaba de funcionar en condiciones. Pero sobre todo son los tejemanejes que se trae el entrenador con estos puestos, y la desconfiguración de otros que venían funcionando relativamente bien.
Me da pereza de nuevo decir que este entrenador pisa demasiados charcos. Y a veces uno tiene la impresión de que sus decisiones no están gobernadas con criterios técnicos, sino por las peleas que mantiene con la prensa, entre la que ha cosechado un importante número de enemigos, o por el afán de demostrar quién manda en el equipo a cualquier jugador que se le ocurre levantar un poco la voz.
Esto fue lo que ocurrió ayer. Descolocó de nuevo la defensa con tal de no poner a un lateral izquierdo de la cantera que le viene pidiendo cierto sector de la prensa. Es verdad que ayer a lo mejor no era el partido para hacerlo debutar, pero ha tenido tiempo para haberlo hecho y, por tanto, haber llegado algo rodado a este partido. No me gusta ser ventajista (ya es conocida mi opinión sobre Arbeloa, un buen suplente para el lateral derecho del R. Madrid) pero ayer no fue el día de Arbeloa. En ello tuvo más culpa Mourinho que el jugador. Sergio Ramos tampoco estuvo en condiciones. Cuando todo el mundo hablaba de la mejor pareja de centrales del mundo, su entrenador le ha quitado la confianza y se dedica a cambiarlo para demostrarle que el que manda es él. Por otro lado, la colocación de Modric de medio centro no acaba de funcionar; le falta presencia suficiente y mayor rapidez en el manejo del balón. Facilitó el despliegue del equipo alemán. No vamos a comentar por qué no estuvo en el banquillo Morata, si Benzema no estaba. ¿Será de nuevo por el lío de la cantera? Lamentable.
Entre todo este barullo y ruido aparece un equipo bien plantado, bien organizado, con las líneas bien juntas y facilidad para el despliegue en la presión y en el ataque. Con estos mimbres toda la primera parte fue absolutamente suya, y tan solo desde mediados de la segunda parte el Madrid pudo acorralar a un Dortmund, del que nunca sabremos si lo hizo por propia voluntad o por la presión del equipo madridista que su entrenador decidió recomponer obligado por las lesiones y las circunstancias. Como casi siempre acertó en las rectificaciones, y a punto estuvo de conseguir la remontada.
Me encantó el Dortmund. Un auténtico equipo, con un concepto de fútbol muy alemán, pero con un gran manejo del balón, una gran velocidad de desplazamiento y un orden impresionante. Dará que hablar, si no lo desmantelan... porque además son jóvenes.
Así pues, veo al entrenador de nuevo dispuesto a meterse en líos, a no centrarse en su trabajo. Y sobre todo, lo veo envuelto en juegos psicológicos con todo el mundo: la prensa, los jugadores con personalidad, el club...
Lo inaceptable de todo esto es que a este hombre no le importa un pimiento utilizar al equipo para sus jueguecitos psicológicos con todos los agentes antes mencionados.
Seguiremos viendo.
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