Después de algunos años en que el Madrid había desterrado el pánico que secularmente le infligían los equipos alemanes, anoche se volvió a las andadas, de tal suerte que en poco más de diez minutos se vino a producir la debacle casi absoluta.
Diez minutos de descontrol y en los que el Madrid mostró todas sus debilidades. Por suerte el equipo contrario no tuvo fe suficiente para haber rematado la faena, porque de habérselo creído más, a estas alturas la eliminatoria estaría imposible.
Es verdad que fue el árbitro el que mostró el camino al equipo alemán para destapar la caja de los truenos, señalando un penalti inexistente y dejando de señalar otro; pero también lo es que el que dos delanteros venieran creando tantos problemas defensivos no presagiaba nada bueno.
Después de conseguir tan importante victoria continuó repitiéndose el esquema de partido que habíamos presenciado en los primeros minutos de juego: el Madrid controlaba la pelota, el Wolfsburgo se la entregaba y se replegaba. Pero esa posesión no se traducía en nada sustancioso, continuamente se estrellaban contra la doble muralla que planteó el equipo alemán que lograba salir al contragolpe con mucho peligro, pudiendo haber aumentado la ventaja en más de una ocasión.
Por encima de los errores de unos y otros que ahora analizaremos, lo más preocupante es la falta de espíritu para llevar a cabo una reacción a la altura de un equipo que aspira a ganar esta copa. Dicha reacción no llegó, tal como viene siendo habitual en esta temporada. De nuevo, como contra el Valencia, apareció el equipo indolente, mortecino y sin alma.
Hay que armarse de paciencia para escuchar a Ramos hablar de nuevo de remontada y apelando al colectivo para ganar una eliminatoria que él, entre otros, han tirado de forma infame.
Casi nos cansa analizar las causas y señalar culpables de este resultado, porque de nuevo el tiempo y los hechos nos dan la razón. Lo anunciábamos en la anterior entrada: la defensa es la línea más insegura y deficiente de este equipo. Ayer toda en pleno se sumó a la "fiesta". vino a quedar en evidencia porque las tornas se invirtieron y el que jugaba al contragolpe era el contrario.
Anoche, Danilo volvió a ser el jugador de comienzos de temporada, quedó señalado y muy dañado; Ramos, sufre unos lapsus en su tarea muy preocupantes (véase el segundo gol, donde en ningún momento sabe dónde está el contrario); Marcelo, definitivamente no es defensa; y Pepe también pierde la cabeza con demasiada frecuencia. Para rematar la faena, Zidane, que debería saber lo que tiene en el terreno y lo que sucede en el mismo, fue incapaz de ver que los laterales necesitaban ayuda que no les proporcionó en ningún momento, pues esa tarea difícilmente la puede hacer Jesé.
Todo el centro del campo estuvo gris, sobre todo Modric, por el peso que tiene en el juego de ataque. Tan sólo Bale estuvo a la altura de las circunstancias, pues siempre que percutió lo hizo bien, se fue de su par y logró poner numerosos centros que no encontraron rematador.
Así pues, de nuevo a por una remontada ¿imposible?, ante un equipo que todo el mundo ha contribuido (especialmente la prensa) a minusvalorar. Son alemanes, y tuvieron su noche. Ahora toca esperar que el martes salga al Bernabéu un equipo de verdad y a la altura de las circunstancias.
Veremos, no tendremos que esperar demasiado.
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