No haríamos una entrada de este partido si no fuera por la trascendencia del resultado, y por el gol que inclinó la balanza a favor.
Probablemente el hecho de que se celebren los partidos sin público está en el fondo del titular que hemos elegido, pues viendo el partido en solitario y oyendo las instrucciones de los cuerpos técnicos a voz en grito (sobre todo de Rufete, suponemos que por su condición de debutante) esa sensación de entrenamiento es inevitable.
En cualquier caso, el partido resultó bastante tedioso a ratos y con poca profundidad en el juego. A ello contribuyó el planteamiento ultradefensivo del español y la falta de operatividad del Madrid ataque; nadie desbordaba y penetraba por banda, nadie recibía entre líneas, salvo Isco que se movió por todo el campo con soltura y voluntariedad. Prueba de ello fue el escaso trabajo que tuvo Courtois y el dominio del juego, que en los últimos partidos parecía no corresponder al equipo blanco.
En un partido tan plano, pocos jugadores a destacar, salvo el buen hacer de nuevo de Varane, de Casemiro y de Courtois. Vimos bien a Isco y a Valverde cumpliendo con su cometido; pero no tanto a Hazard porque pareció algo más apagado de lo habitual, con menos generosidad en la movilidad y sin demasiado acierto de cara a portería. La entrada de Vinicius y Rodrigo por Isco y Hazard dio más profundidad al equipo y una mayor continuidad al juego de ataque.
La historia de este partido pues se puede reducir al golazo que nos brindó Benzema, pero es una historia con mayúscula, de esa a la que alude el himno del equipo "Historia que tú hiciste", porque ese gol vale tres puntos que sitúan al equipo líder en solitario, y porque su belleza y exquisitez lo hacen memorable. Fue un gol solo al alcance de unos pocos (Recordemos a Guti) y Benzema es uno de ellos. Casemiro había tomado ventaja sobre su defensor en la penetración, pero increíble que el francés lo viera y que le pusiera el balón de la única forma que pudo hacerlo; con caño incluido y al sitio de llegada exacto entre portero y goleador. Ojo, tampoco está mal lo de Casemiro con cinco goles esta temporada.
Y eso fue casi todo, un golazo y liderato. Ahora hay que mantenerse arriba, porque los partidos no dejan respiro, las necesidades de los rivales les hacen más fuertes y los esfuerzos no van a disminuir sino a incrementarse. Zidane parece que lo tiene claro, tiene que dar descanso y refrescar al equipo todo lo que pueda. Ahí está la clave. Veremos
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