jueves, 27 de febrero de 2020

Los únicos "tíos" fueron los "niños". R. Madrid 1 - Manchester City 2

  Viendo al equipo conducirse en estos últimos partidos (ya desde la eliminatoria de Copa con la R. Sociedad) uno tiene la sensación de que el traje que Zidane le ha preparado no estuviera bien rematado, como si estuviera hilvanado. De manera que a la hora de moverse en el partido debe andar con mucho tiento, porque a la mínima flexión salta una costura, al mínimo estiramiento se descompone.
   Ayer no se puede decir que no nos gustara la alineación. A priori, la inclusión de Vinicius como titular lo habíamos demandado desde estas páginas. El reforzamiento del centro de campo también era buena idea, dado que eso era lo previsible que hiciera Guardiola fuera de casa, buscando un buen resultado para la vuelta. La vuelta de Mendy era imprescindible teniendo en cuenta las actuaciones de Marcelo esta temporada. Y la inclusión de Valverde en lugar de Kroos también era una decisión lógica ante las actuaciones del alemán en los últimos partidos. 
   Dicho esto, uno se pregunta cómo se llega a perder un partido que comienzas ganando. Para empezar, Zidane puso a sus jugadores a guardar la ropa y se olvidó de nadar. Y terminó por no hacer ni una cosa ni la otra, a pesar de que el partido se le puso de cara. Ya había puesto en evidencia el City este sistema; pues, a pesar de la lentitud y extremo cuidado que el Madrid ponía en sus evoluciones, acumulando jugadores tras el balón para evitar los contragolpes del contrario; en varias ocasiones la línea de tres cuartos del ataque inglés no tenía dueño. Allí campaba a sus anchas cualquiera que apareciese, sobre todo Kevin De Bruyne. 
    Para continuar, Zidane dudó si lo que quería hacer era obtener un buen resultado en la ida o machacar. Primero quiso un buen resultado, pero después del gol vio al contrario "tocado" y se obcecó tanto con golear que no se percató de que el entrenador contrario había hecho algún movimiento (Sacó a Sterling) que sería el responsable de hacer saltar las costuras del traje por los aires. 
     Con todo, la razón de que este traje se deshilvanara tan fácilmente tiene una explicación en los errores de algunos jugadores, que por otra parte no son nuevos. Los "niños" a los que Sergio Ramos apelaba en la previa para que dieran el paso a ser unos "tíos" fueron los que más ganas y acierto pusieron en el encuentro. Valverde y Vinicius cuajaron un gran partido, especialmente el brasileño, incluso ayudando a Mendy en defensa o presionando con decisión. Y los supuestos "tíos" no parece que se sintieran aludidos por el discurso del capitán. Vimos a un Carvajal alocado, impreciso y descolocado en numerosas ocasiones. Qué decir del partido de Casemiro, con su falta de tensión, su lentitud y el recital de entregas al contrario que nos brindó. O el propio Ramos dejándose comer el espacio por un delantero más bajo y menos potente que él en el empate del City.
    Pero lo peor fue la falta de reacción del entrenador, la incapacidad para leer el partido y los movimientos del contrario. Todos sabíamos que Carvajal estaba sufriendo por su banda lo indecible, todos veíamos que era esa banda la que había que reforzar. Pero el entrenador contrario fue el primero en mover ficha, colocó a Sterling por esa banda, De Bruyne siguió percutiendo por ese costado hasta que llegaron el primer gol y el penalti: ambos por dicha banda. 
     Y es que, si no antes, al movimiento de Guardiola le correspondía la entrada de Lucas Vázquez; pero Zidane decidió forzar la situación entrando a Bale y sacando a su jugador más incisivo, Vinicius. Ahí saltaron las costuras por los aires. El traje quedó descompuesto.
     La vuelta queda así muy complicada. Al resultado hay que añadirle la eliminación del "tío" más representativo. Zidane tendrá que echar mano de algunos "niños", que los tiene en la plantilla. Pero la deficiencia de la plantilla en el puesto de Casemiro, y su sobreutilización era de esperar que tuviera unas consecuencias, y llegan en el momento más decisivo. Y no digamos nada del hecho de que las  dos "estrellas" llamadas a marcar la diferencia (Hazard y Bale) estén fuera del equipo; uno, por su mala fortuna; el otro, porque... nadie sabe el porqué.
    En estas, recibimos al Barça en la Liga. Aunque ellos no están para tirar cohetes, la facilidad con que se descompone el equipo en defensa no invita al optimismo. Veremos.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Vuelven las dudas en defensa. R. Madrid 2 - Celta de Vigo 2

     Después de un larguísimo período de buenos resultados en el aspecto defensivo, durante el cual Zidane pareció haber encontrado la fórmula adecuada; en solo encuentro volvieron a aparecer dudas importantes. Y ello en un partido en el que no se puede decir que el equipo no estuviera comprometido. Si exceptuamos a Bale, el resto de jugadores se entregaron con generosidad a un esfuerzo poco fructífero en términos de llegadas y ocasiones. 
      Lo desesperante vino de los tremendos despistes defensivos en sendas jugadas protagonizadas en primerísima persona por Varane, ya que fue su marca la que terminó materializando los dos goles célticos. Si el primer gol vino en una jugada filtrada desde una larga distancia habiendo dejado un amplio espacio al delantero para maniobrar; el segundo fue un despropósito de todo el sistema defensivo, empezando por el absurdo descoloque de Ramos saliendo a presionar por delante de la defensa y dejando a Casemiro incrustado en su posición, y de nuevo a Varane persiguiendo tarde a la sombra del contrario.
     Sabida es obsesión de Zidane por meter a Bale en el equipo, a pesar de que éste se lo agradezca con actuaciones ignominiosas como la que tuvo el domingo durante toda la primera parte en especial. Quizá pretenda recuperarlo para la causa en Champions, consciente de las buenas actuaciones del galés en los momentos puntuales y claves de esta competición; pero esto se contradice con el objetivo prioritario del entrenador en esta temporada, cual es el de la consecución del título de Liga. 
    Nunca sabremos si con otro jugador en su lugar el resultado hubiera sido otro, pero no parece que hoy por hoy se merezca estar en el equipo titular. Con la consiguiente debilidad del discurso del entrenador por el carácter injusto de esta decisión.
     Dicho esto, alguna vuelta ha de darle Zidane a la forma en que prepara los partidos. Nos referimos al conocimiento del rival, pues en el caso del Celta claro era la necesidad de no dejar maniobrar con la comodidad que pudieron hacerlo Aspas, Rafinha, Suárez. Quizá alguna pieza más en el centro de campo en lugar de un inoperante Bale, hubiera dado un mejor resultado.
     En partidos como este es donde realmente se ganan o se pierden las Ligas. Esperemos que el equipo haya aprendido la lección, y particularmente el cuerpo técnico. Veremos porque se aproxima una cuesta bien empinada. Suerte que hemos recuperado para la causa de nuevo a un gran Hazard.

lunes, 10 de febrero de 2020

Sonó la flauta y apareció la orquesta. Osasuna 1 - R. Madrid 4

   Tras una penosa media hora por parte del Madrid, y en la que pareció serle indiferente ir por detrás en el marcador; el gol de Isco en el treinta y dos, sin méritos para ello, despertó de repente a los blancos, que a partir de ese momento se transformó como por arte de magia.
     La acumulación de jugadores en el centro de campo no trajo ninguna mejoría en el juego de inicio. Más bien al contrario, se vieron desbordados por el Osasuna en varias ocasiones antes y después del gol tempranero que los rojillos lograron sin demasiada presión. Y es que todo el equipo salvo Benzema parecía adormecido, como en siesta. La alineación de Bale de inicio tampoco ayudó a despertar los ánimos en la parte delantera. El galés no está, aunque parece que Zidane le espera: lentísimo, impreciso, poco trabajador y colaborador. Aún no acabamos de entender su alineación.
    Pero todo cambió, como hemos dicho, a partir del primer gol. Allí comenzó a desatarse Isco, con un juego menos especulativo y más incisivo de lo habitual; apareció Modric, con sus arrancadas que clarifican enormemente el frente de ataque; y el mejor Benzema, con una movilidad y una capacidad de asociación extraordinarias, su seña de identidad. No es de extrañar que se enfadara por el cambio por Jovic hacia el final del partido. Quería marcar. Sabía que en los minutos finales el Osasuna se había lanzado arriba y el momento era propicio para ello. Así lo certificó Jovic con un golazo; el que Benzema ansiaba.
    Las entradas de Lucas Vázquez y Vinicius dieron un nuevo aire al equipo, al permitir transiciones mucho más rápidas y una mayor capacidad de desborde. 
    Un partido cuya historia se enmarca dentro del fútbol actual. Sólo trabajando mucho se puede doblegar a equipos de inferior calidad técnica. Sin ese esfuerzo, resulta casi imposible alcanzar el objetivo. Ayer se jugó con fuego durante media hora; pues, de haber materializado alguna más el Osasuna, quizá la fiesta habría terminado de otra manera.
    Bien haría Zidane en poner a los que realmente tienen ganas de trabajar. Bale no está en condiciones, y eso puede crear malestar en la plantilla. Por otro lado, es menester que busque el equilibrio del equipo por el lado de tapar los laterales y no por el de acumular centrocampistas. Es verdad que tiene un problema en esa zona (ayer dejó a Kroos en el banquillo), pero quizá sea mejor alternarlos que hacer un dibujo para meterlos con calzador. La pérdida de la Copa pudo haber dado más salidas a algunos de ellos, pero el carrusel de cambios que introdujo no fue acertado. A estas alturas Zidane debe saberlo mejor que nadie. 
  En fin, en todo es el entrenador quien tiene todos los datos. Pero en la Copa no parece que los manejara muy bien. Veremos.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Zidane, protagonista absoluto. R. Madrid 1 - A. Madrid 0

 Zidane no deja de sorprendernos, tanto por sus planteamientos como por sus explicaciones, por más que unos y otras resulten tan elementales. En el partido de este fin de semana, decidió combatir el mayor empuje previsible de los atléticos, dada su posición en la tabla y la eliminación de la Copa, con una superpoblación del centro de campo. No sabemos si para tener el control del juego o para tener contento a todos los jugadores que más le están aportando, y que a nivel jerárquico representan más en el equipo.
   Lo cierto es que no consiguió ninguno de sus objetivos; pues ni controló el juego, que estuvo a merced del contrario toda la primera parte, ni contentó a todos sus jugadores al tener que señalar a algunos de ellos durante el descanso.
    Que se equivocó lo reconoció con prontitud en las declaraciones posteriores, y que tuvo que rectificar sustituyendo a dos de esos jugadores que pretendía contentar, también. 
    Los cambios que introdujo a nivel de jugadores y de dibujo del equipo propiciaron un vuelco en el devenir del partido durante la segunda parte, tanto en el juego como en el resultado. Y paradógicamente con menos centrocampistas el equipo logró controlar mejor el juego y crear un mayor número de ocasiones, a la vez que redujo considerablemente las acometidas en los contragolpes del Atlético; favorecidos por que Simeone cambió a su mejor delantero: Morata. 
    Así que un primer tiempo dominado por el Atlético, merced a un erróneo planteamiento de Zidane, que le venía como anillo al dedo al juego de los de Simeone. Y un segundo tiempo dominado absolutamente por el Madrid, debido a los cambios individuales y tácticos que introdujo el propio Zidane.
    Así que fue el protagonista absoluto del partido. Y , como decíamos al comienzo, no deja de sorprendernos también por sus explicaciones, pues a todo este asunto el contesta: "Teníamos que hacer algo, lo hicimos... y ya está". No hay más palabras. Es que eso lo que hizo. Si fue con mayor o menor intención, con más o menos dosis de intuición, no lo sabremos nunca. El caso es que este hombre consigue unos equilibrios increíbles que le dan un excelente resultado. Sustituyó a Kroos y a Isco que estuvieron evidentemente perdidos y cansados, especialmente el alemán; y él les pide perdón por haberlos sustituidos. Este es Zidane.
     Además de esto el partido nos trajo un par de noticias excelentes. Por un lado la confirmación de Vinicius no es un jugador vulgar como muchos tertulianos se empeñan en hacernos creer. El sábado revolucionó su banda y contribuyó a abrir la lata que en la primera parte no tenía fisura alguna. Y por otro lado apareció un Mendy desatado tanto en defensa como, sobre todo, en ataque. Ya en la primera parte había sido el jugador más incisivo del equipo; pero la entrada de Vinicius le dio una mayor profundidad que le catapultó a convertirse en protagonista del magnífico gol que firmaron los dos junto a Benzema: una obra maestra.
     Partido importante porque dejas a un rival bastante alejado y con dudas en cómo conducirse de ahora en adelante. Pero la mejor noticia es que hoy por hoy Zidane tiene muchas opciones, incluso con varios jugadores importantes fuera del equipo.
     Viene la Copa, viene la Real. Veremos.