lunes, 13 de marzo de 2017

Cualquier equipo nos pinta la cara. R. Madrid 2 - Betis 1

   Vaya por delante que no se trata de una expresión de menosprecio hacia el Betis. Creo que los béticos tienen un gran entrenador, que demostró sus dotes para dirigir a los suyos hacia el triunfo en un campo donde muchos se arrugan. Así pues, el indefinido que utilizamos en el inicio de nuestro titular se refiere a que son muchos los equipos que a lo largo de esta temporada nos desbordan con tremenda facilidad, al tiempo que se permiten guardar su puerta sin problemas.
    El Betis volvió a hacerlo, especialmente en la segunda parte. Adelantó sus líneas, puso sus defensas casi hasta el centro del campo y comenzó a presionar desde la salida de los blancos. Allí ocurrió algo insólito hasta ahora, Modric era incapaz de salir de la presión de los verdiblancos. 
    Tras unos minutos iniciales prometedores, en los que pareció que era cuestión de tiempo abrir la lata, vino a resultar que poco a poco se perdió el fuelle y la frescura de los dos centrocampistas no habituales: James e Isco. Y comenzó el Betis a aclimatarse a la parsimonia basculadora e inofensiva de los merengues.
     En esa situación comenzaron a llegar las oportunidades para los jugadores béticos. Fruto de ello se adelantaron en el marcador en un autogol de Keylor; pero que bien pudo materializarse anteriormente. 
     Sin capacidad de reacción, el Real Madrid se veía impotente para acercarse a inquietar la meta contraria. Sin embargo, logró empatar el partido en una fallo defensivo de los béticos. De ahí hasta el final del partido; pues casi a merced del contrario. Atenazados por la presión del tiempo y el marcador, sin ideas, a pesar de los cambios; apareció el de siempre. 
       Sergio Ramos sigue incrementando su leyenda, manteniendo en la lucha a un equipo que está desnortado y sin capacidad para tomar el mando del partido, que se agobia ante la presión de los contrarios, y al que es sumamente fácil hacerle ocasiones y goles. No obstante, ayer volvieron a evidenciarse las dos caras de Sergio. Casi al final del partido dejó a su par rematar con toda comodidad una pelota que solo una extraordinaria estirada de Navas impidió que terminase en la red.
     Ayer no jugó  la BBC, pero el equipo tampoco carburó. Y es que son demasiados los jugadores que no están en condiciones en este equipo. Empezando por Keylor que más allá de la mala suerte en el autogol, está inseguro e irregular. Mide mal sus salidas y mete a sus defensas demasiado encima de  la portería. Qué decir del partido de Carvajal, muy errático, sin profundidad y fallón en los pases. No hablamos de los Marcelo, Kroos o Cristiano; porque todavía nos preocupa más la baja forma que exhibe Modric. A falta de otro dato, parece que precisa un descanso; pero ayer se le vio tan perdido hasta parecer irreconocible. 
     En el día en que los dos máximos rivales para llevarse esta Liga  "pincharon", no podemos ser optimistas con este equipo parsimonioso en el movimiento de la pelota y desangelado; por más que cuente, no con una flor, sino con un Ramos. Veremos

miércoles, 8 de marzo de 2017

Ramos, al rescate. Napoles 1 - R. Madrid 3

   Cualquiera que estuviera presenciando ayer el partido en la primera parte tenía claro que se avecinaba una noche aciaga. Escuché a los comentaristas de las cadenas hacer el balance de la primera mitad. Todos coincidían en que el partido estaba muy mal y que la eliminatoria se encaminaba a la eliminación. Sólo alguno apelaba a cuestiones de intuición o pura fe para creer en que al final se pasaría.
      Desde luego por lo visto en el primer periodo creer era una cuestión de fe. Aculados atrás como un equipo mínimo; sin salida de balón, salvo el recurso del patadón sin rumbo; desbordados por todos lados, con llegadas al área en posiciones claras de remates que se fueron marchando; en definitiva, un equipo desmoronado como tal. En esto puede resumirse la primera parte, que por suerte terminó con un uno a cero.
      La segunda parte se inició de forma parecida, pero tuvimos la suerte de alcanzar un saque de esquina en una estirada del equipo. Y ahí apareció Sergio Ramos para hacer la machada a la que nos tiene acostumbrados. Este gol cambió por completo el panorama, ya que ponía una pared delante del equipo napolitano. Dio alas al Madrid que logró soltarse algo el miedo que les atenazaba y alcanzó de nuevo poco después la línea de fondo de nuevo. Y por enésima vez se levantó Ramos para dejar al equipo contrario desesperanzado, la hinchada silenciada, la eliminatoria resuelta y los nervios fuera para el resto del partido.
      Nadie se había acordado de Sergio Ramos en sus elucubraciones tras la nefasta primera parte. Ningún periodista o comentarista lo mencionó; y eso que es la seña de identidad de este equipo que lleva agarrándose él en casi todas las grandes citas que ha disputado en los dos o tres últimos años. Todos los que leéis este blog, sabéis que no goza de nuestra simpatía. Lleva toda la temporada cometiendo errores de todos los colores en su demarcación defensiva; pero tenemos que rendirnos a la evidencia de que es casi el mejor recurso que tenemos cuando las cosas se ponen feas. 
        Y a pesar de haberlo hecho tantas veces no deja de sorprendernos en cada nueva hazaña.
 Esta eliminatoria habrá que anotársela a él. Pues el resto del partido fue coser y cantar. Y hay quien habla de que el Madrid hizo una mejor segunda parte, pero si no hubiera volado Sergio Ramos no quiero ni imaginar cómo se hubiera puesto la caldera con el paso de los minutos.
      Ahora cabe preguntarse si piensan seguir por esta senda. Porque así no pasamos de la vuelta de la esquina en ninguna de las dos competiciones que aún le quedan al equipo. Como en la anterior entrada, solo nos queda agarrarnos a la mejoría progresiva de la BBC, porque Zidane no está por la labor de relevar a ninguno de ellos a la suplencia. ¿Cuánto van a tardar los tres en condiciones? Pues ese es el misterio a resolver, porque alguno lleva toda la temporada casi desaparecido. De ese tiempo dependemos. Veremos.
     

domingo, 5 de marzo de 2017

Líneas juntas, trabajo, orden y solidaridad. Éibar 1 - R. Madrid 4

    Zidane pareció leernos la última entrada y tomó las medidas que le pedíamos. Reproducimos a continuación uno de los párrafos finales de nuestra anterior entrada:
    "Es necesario que Zidane se baje de la burra, se deje de maximalismos en el esquema y reorganice el equipo acumulando algunos efectivos más en el centro del campo para tomar el control del juego. Quizá entonces dejaríamos de asistir a épicas y finales de infarto".
     Y eso es lo que Zidane propuso el ayer. De modo que prácticamente jugó sin delantero, pues Benzema caía y entraba por posiciones de interior y de extremo según le parecía bien. No había delanteros, pero cualquiera de los centrocampistas podía llegar a esas posiciones. Ahí están los goles de James y Asensio.
     Más allá del debate sobre el esquema de juego, lo que creo que debe entender Zidane es que cuando un jugador no está para jugar, por las razones que sea; no ha de ser a base de jugar partidos como debe recuperarse para la causa. Y que si un jugador no se motiva ante equipos o competiciones que no le atraen por las razones que sean, por suerte el Madrid actual puede permitirse dejar en el banquillo a cualquier jugador en espera de que encuentre el camino que le ilumine en esa motivación.
      En el fútbol actual, si no sales al terreno de juego con energía y a darlo todo, cualquier equipo te pinta la cara. Ayer, el equipo salió a morder desde el primer minuto: juntó líneas, presionó con ganas, trabajó y fue solidario en el esfuerzo. Eso bastó para dejar el partido resuelto en poco tiempo y al contrario casi sin opciones en unos minutos.
     Volvemos a reiterar que no cuestionamos la titularidad de determinados jugadores. Claro que un equipo tiene que tener titulares, pero en una temporada tan cargada como la que soportan equipos como el Madrid no puede pretenderse jugarla al completo. Porque eso solo puede hacerse a medio gas. Ya hemos dicho lo que ocurre cuando sales a medio gas hoy en día.
      Ayer, no obstante, se produjo una mala noticia, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones. La defensa está muy insegura. No manejan bien los balances, les falta contundencia y sobre todo cometen errores de principiante. Salvo Nacho, que estuvo correcto todo el partido, los otros tres cometieron errores incomprensibles en jugadores tan veteranos. No se pude salir con el balón controlado a base de regatear a tres o cuatro delanteros contrarios. El problema es que los tres centrales parecen estar rivalizando por ver cuál es el que comete la pifia mayor.
     En fin, fue una delicia ver casi setenta minutos de un fútbol bien hilado, con unas salidas de balón rápidas, unos desmarques y unos pases de James o Asensio extraordinarios, y al Benzema que todos queremos ver. Ese que juega, corre, se desmarca y llega.
    Ahora toca que los "titulares" hagan su trabajo este martes. Los suplentes ya le sacaron las castañas del fuego este sábado al entrenador. Habrá que ver si estos últimos merecen más premio. Esto no para. Veremos.

jueves, 2 de marzo de 2017

Sin control, enésima épica. R. Madrid 3 - Las Palmas 3

    La entrada anterior estaba escrita antes del partido. No iba a ver la luz por falta de tiempo, pero hemos creído conveniente publicarla por cuanto lo que se dice allí bien podría repetirse en esta. En cualquier caso leerla puede ser un buen ejercicio comparativo, más allá del curioso ejercicio predictivo que también tiene.
    Y efectivamente, partiendo de aquel texto podemos decir que Zidane rectifica y toma alguna de las medidas que proponíamos. Dio entrada a Isco, Morata y Kovacic; aunque mantuvo el mismo esquema de tres delanteros, y también pareció demasiado cambio prescindir de Modric y Casemiro.
      La adversativa es muy importante porque además de un problema de nombres, ya apuntábamos otro más crucial, cual es la necesidad de realizar un ajuste defensivo de todo el equipo. Como ya dijimos, el equipo no sabe que hacer con la pelota. Hoy además los canarios se la arrebataron con un descaro impresionante. Tampoco sabe qué hacer sin ella, deja espacios enormes  donde el contrario gana con un simple pase superioridad numérica.
      Hoy, el partido parecía con los papeles cambiados. El Madrid hacía de equipo menor, siempre a remolque y persiguiendo fantasmas durante casi todo el tiempo. Las Palmas ensanchaba el campo hasta el infinito y obligaba a los blancos a llegar tarde a la presión tímida que algunos pretendían ejercer. "Persiguiendo sombras" podría ser el titular del partido. Hemos contabilizado en varias ocasiones cinco o seis jugadores canarios por delante del balón,  ya en posiciones de terreno contrario ;lo que da idea de la preparación que Setién había hecho del partido y la seguridad que había infundido en sus jugadores.
       No vamos a comentar la acción Bale, porque se comenta por sí sola y porque ya estaba el equipo siendo desbordado por el contrario.
       Urge encontrar una solución para tomar el control de los partidos. Son demasiados partidos en los que el equipo no marca el ritmo, y tampoco es capaz de sostener y dejar su portería a cero. Hoy fueron tres goles y pudieron ser más, el Villarreal también hizo dos goles en muy poco tiempo y pudo haber marcado alguno más. Controlar significa que debemos imponer el ritmo en el partido, poner la pausa o la aceleración según convenga. Desde hace tiempo esto no es así.
        Como ya hemos dicho en la entrada anterior, hoy volvimos a jugar sólo cuando no quedaba otra solución que apelar a la épica. Y a punto estuvo de conseguirse una descomunal gesta. Nos preguntamos por qué el conjunto espera a estar contra las cuerdas para reaccionar como un equipo, poniendo toda la carne en el asador. 
         Es necesario que Zidane se baje de la burra, se deje de maximalismos en el esquema y reorganice el equipo acumulando algunos efectivos más en el centro del campo para tomar el control del juego. Quizá entonces dejaríamos de asistir a épicas y finales de infarto. 
      Y esto no para, el fin de semana está encima y no hay margen para el error. Todavía el equipo depende de sí mismo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Zidane, esclavo de sus palabras. Villarreal 2 - R. Madrid 3

    De nuevo arrancamos sin demasiada convicción, con aire de trámite. Quizá algo más atentos en los minutos iniciales para no encajar goles con demasiada prontitud, pero tras ellos el Madrid estuvo a merced del rival. Durante toda la primera parte y un cuarto de hora de la segunda, el equipo que mandaba era el Villarreal. Fundamentado en una presión desde bien arriba a ratos, o bien pertrechados atrás en otros momentos. En ninguna de las dos situaciones los jugadores blancos supieron salir bien librados.  
    Solo cuando el marcador se colocó en el dos a cero, entrenador y jugadores se pusieron manos a la obra. La entrada de Isco en primera instancia en sustitución de Casemiro dio otro aire al equipo, bien es verdad que facilitado por el repliegue del Villarreal que miraba lo engrosado de su casillero. La facilidad con que maniobró Isco en la línea de ataque permitió enganchar con los delanteros y con todo el frente de ataque que ahora era acompañado con más descaro por parte de Marcelo y Carvajal. Ambos laterales serían decisivos en sendos centros para Bale y Morata que también entró unos minutos después de Isco.
    La épica fue de nuevo la seña de identidad de este equipo. Fueron tres goles los que necesitaba para ganar el partido, y en solo veinte minutos se logró remontar un partido que se había puesto muy cuesta arriba. La sensación es que si se hubiera necesitado algún gol más, lo habrían logrado igualmente; ya  que el rival había empezado a acusar el enorme esfuerzo desplegado durante el resto del partido.
     No valen las quejas arbitrales de entrenador, presidente  y público del Villarreal porque en el mejor de los casos no fue penalti la mano de la polémica, pero sí lo fue la del remate de Benzema en la primera parte y el fuera de juego en el segundo gol de los amarillos. En todo caso,  tuvieron tiempo para parar el vendaval y no fueron capaces.
    Pero no podemos estar satisfechos con el juego desplegado por el equipo. Nos preocupa la falta de ideas en el centro del campo, la fragilidad defensiva y la inoperancia ofensiva hasta el segundo tanto amarillo.
     Y hacemos responsables de los tres aspectos señalados al entrenador. Porque siendo fiel a sus palabras en los inicios de su andadura al frente del equipo (si la BBC está bien, jugará), no lo es menos que el matiz de estar "bien" es fundamental. Pues Zidane parece equipararlo a estar "disponible". Y esto es además de un error léxico, una injusticia. Teniendo en cuenta que también dijo que sería justo, al menos esta parte en nuestra opinión no se está cumpliendo. Zidane ha necesitado tirar de varios jugadores debido a las lesiones, pero en cuanto los Modric, Bale, Kroos, Marcelo, regresan al equipo, no duda en colocarlos por delante de otros compañeros que se han ganado una mayor continuidad en el terreno de juego. No se trata de convertir en suplentes a los que están llamados a ser titulares y que nadie discute, sino a que estos esperen a estar en condiciones adecuadas para competir al máximo nivel. A no ser que entendamos que para coger la forma se necesita acumular partidos, lo lógico sería ir entrando poco a poco.
    En los casos de Marcelo y Benzema ya estaríamos hablando de cuestiones discutibles. En nuestra opinión hoy por hoy tienen jugadores (Nacho y Morata) que están por delante de ellos, al darle al equipo un equilibrio que necesita. Y lo decimos en el día en que Marcelo fue uno de los principales artífices de la remontada, pero también del desastre defensivo merced al cual pudo encajarse algún gol más. Anotamos una llegada y remate final a las nubes, mientras el brasileño contempla parado la jugada.
    De todos modos, más allá de los nombres, el equipo no funciona bien ni con la pelota ni sin ella. Con ella, no sabe qué hacer; sin ella, es arrollado por todos lados. El domingo, el Villarreal se movía a sus anchas por todo el centro del campo. Se dejan enormes espacios sin cubrir, que no parecen responsabilidad de nadie. Y es que jugar con tres delanteros que por diversas causas ninguno de ellos está en forma es muy arriesgado; tanto, que cuando no se tiene suerte, la remontada no llega: ahí está Valencia para demostrarlo.
     Para ganar la Liga se precisa algo más que apelar a la épica constantemente. Eso puede valer para los torneos de Copas, pero no para el de la regularidad. Así que esperamos un cambio que ha de venir por tres vías: ajuste defensivo de todo el equipo, más justicia en las alineaciones, mejora física de los lesionados fuera de los partidos y no incluidos en ellos. Veremos.