domingo, 15 de enero de 2017

¿Pagar una entrada da derecho a todo?

   Nos planteamos esta pregunta a raíz de los gestos de Ramos tan cacareados y denostados por propios y extraños. 
    Es verdad que vivimos en mundo que es muy propenso a elevar a categoría simples anécdotas o hechos que carecen de la relevancia que se les da. También lo es que las grandes figuras del espectáculo son mirados con lupa y deben ser conscientes de la repercusión que sus conductas puedan tener. 
    Pero la responsabilidad no solo debe recaer sobre un jugador más o menos relevante, también ha de hacerlo sobre los medios que difunden las imágenes y la intencionalidad con que lo hacen, los periodistas y tertulianos que opinan y fijan el foco de atención sobre aquello que les conviene. 
    Es verdad que tanto unos (futbolistas) como otros (periodistas) no tienen la obligación de educar a la población en general, pero sí son responsables de conducirla machaconamente hacia una visión u otra de la realidad.
    Entendemos que Sergio se perjudicó a sí mismo con el gesto, señalando su número en la espalda, que ha desencadenado toda la polémica. En este sentido, como madridista, nos preocupa que el capitán del equipo no tenga la suficiente sangre fría como para evitar entrar en estos charcos de los que no va a salir nada bueno para él.
    Pero también sería conveniente que los periodistas hicieran una reflexión sobre su ética profesional. En el día de este partido, lo que menos se comentó fue el bonito partido que presenciamos. La espectacular presión que planteó el Sevilla y su planteamiento valiente. La factura de los goles que hizo el Madrid, cada uno de ellos por una razón diferente, sencillamente espectaculares; apenas ocuparon sitio en las tertulias de análisis y crónicas del partido. Por eso, si lo que vende pasa a ser la única bandera del periodismo creemos que vamos por muy mal camino. 
    A nuestro juicio, señalado el error de Ramos (por más harto que esté de que le insulten) porque se hace daño a sí mismo, creemos que los medios deben reconducir el debate hacia el comportamiento violento y gratuito de los individuos, por separado o  amparados en las masas: ese es el aspecto fundamental de este tema.
    Los medios magnifican las protestas de algunos individuos (a veces uno, dos o tres) poniéndolos en primeros planos en imagen y sonido, lanzando improperios que son elevados a categoría, mediante la narración del periodista que nos comunica lo caliente que está la cuestión en un determinado campo o sector de aficionados.  
   "El que paga, manda". "Que han pagado una entrada muy cara". Estos argumentos suelen escucharse a periodistas y tertulianos, como justificativos de los desmanes verbales con que se conducen determinados sectores de los aficionados. No creemos en absoluto que pagar una entrada dé derecho a otra cosa que ocupar tu asiento en el estadio, utilizar las instalaciones de forma responsable, ver el partido y opinar o enjuiciar las jugadas y comportamientos de ambos equipos. Protestar por aquello en lo que no se está de acuerdo, por supuesto; el fútbol es pasión también. 
    Pero pagar una entrada no da derecho al insulto grave, el racismo o cualquier otro tipo de violencia. El violento no puede creerse el Rey del espectáculo. El violento tiene que ser apartado del mismo. No puede ser amparado, ni por acción ni por omisión por los medios de comunicación.
     No nos resistimos a comentar la trayectoria del equipo en esta Copa del Rey. Creemos que la solución adoptada por Zidane es la más acertada, al dejar que sean los suplentes quienes la saquen adelante. Porque ello le permite dar descanso y hacer menos gravosa esta tremenda cuesta en que el calendario ha convertido al mes de enero.
     De nuevo este entrenador nos sorprende al tomar esta decisión. Hicimos de agoreros antes del Mundialito al pronosticar un agotamiento porque preveíamos lo que se venía encima en este mes, pero él lo está resolviendo con una naturalidad pasmosa, que al menos a nosotros nos deja con la boca abierta. Tal vez tenga un jardín en alguna parte, pero lo que no cabe duda de que echa flores hermosas; para muestra los tres goles que el jueves permitieron seguir invictos después de cuarenta partidos. Ojalá ese jardín llegue floreciendo al mes propio para ello.

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