viernes, 20 de enero de 2017

Impotencia ante un exigente rival. R. Madrid 1 - Celta 2

   Sin jugar mal ni mucho menos, el equipo fue incapaz de dominar el juego. Le costaba mucho superar a cada uno de sus rivales y cada una de las líneas establecidas por este. De modo que les daba tiempo a volver a entorpecer el juego de nuevo una vez sobrepasados. Era tal la presión que ejercían los jugadores del Celta que aún jugando al primer toque de forma brillante en ocasiones, lograban avanzar unos metros en profundidad, para terminar "muriendo" en el último pase por imprecisión, por falta de espacios o por transitar por lugares intrascendentes.
   Una y otra vez el juego blanco se perdía en el costoso transporte de la pelota desde el mismo arranque, donde los jugadores célticos estaban perfectamente colocados. Ni siquiera podías apelar a la recurrente frase "con la presión que hacen, ya aflojarán. No pueden estar así todo el partido", porque daba la impresión que los que estaban sufriendo un mayor desgaste eran los jugadores del Madrid. Por primera vez se notó en el final del encuentro.
    Al margen de debates manidos que la prensa se encarga de inocular en los aficionados, acerca de si estamos ante una crisis de juego, o que si Cristiano está en declive; lo cierto es que son dos derrotas consecutivas ante rivales de bastante entidad en las competiciones españolas y que han dejado al equipo mucho peor colocado de lo que estaba hace tan solo una semana en las dos competiciones nacionales. Ya habíamos advertido en una entrada anterior sobre la "cuesta que supondría el mes de enero". Incluso eramos partidarios de dejar la Copa a los suplentes para evitar el cansancio y la distracción. Eso pareció decidir Zidane hasta el pasado miércoles en que volvió a alinear a casi todo el equipo titular disponible salvo Benzema. 
   La derrota en Sevilla ha hecho más daño del esperado, porque vuelve a traer las dudas sorprendentemente en un equipo que llevaba nada menos que cuarenta partidos sin perder; qué verdad es aquello de que el fútbol no tiene memoria. Ni en ese partido, ni en el de Copa merecieron perder, pero lo que debe analizar el cuerpo técnico es por qué no se llegó a doblegar a ninguno de los dos equipos.
    La Copa está prácticamente perdida. Interesa mucho que Zidane extraiga conclusiones y tome decisiones acertadas en las próximas jornadas de Liga que permitan alejar los fantasmas, a la vez que encuentre el modo de enfrentar partidos con una exigencia física importante. Quizá el partido contra el Celta tenga algo de positivo: haber alertado sobre lo que puede ser la eliminatoria contra el Nápoles.
     Solo un par de apuntes más. En primer lugar, que el equipo precisa de jugadores que desborden en el uno contra uno que permitan crear superioridades. A falta de Bale, solo Marcelo parece capaz de crear esas situaciones. En segundo lugar, el Celta hizo un magnífico planteamiento, exhibió un estado de forma impresionante y se mostró muy certero arriba. Esta es también una explicación de lo sucedido: el rival también juega, y el miércoles dio una lección. 

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