Si uno compara lo que han hecho hoy los suplentes habituales del equipo con lo realizado por los titulares en cada partido, no es aventurado decir que la balanza se inclina claramente hacia los protagonistas de hoy. Es verdad que los rivales no son de la misma entidad, pero también lo es que no es fácil hacer una goleada de este tamaño.
Pensamos que tomando como referente la primera parte en que el equipo contrario se encontraba en plenas condiciones físicas; el equipo, hoy fue capaz de generar numerosas ocasiones fundamentado en la movilidad de sus jugadores que se situaban por delante del balón. Esta es una diferencia básica y elemental con el Madrid de la BBC.
Hasta que se convirtió en un correcalles en la segunda mitad, el equipo fue capaz de controlar desde la solidaridad de todos el contragolpe del rival; y salvo alguna jugada aislada no hubo dificultades defensivas importantes.
Para colmo se consiguieron goles de gran factura que, independientemente del rival, no son fáciles de ejecutar. No hay más que ver detenidamente el logrado por Nacho. Por cierto, este chico se merece algo más que ser el sustituto universal; lo único que le faltaba es fabricar un gol de delantero centro como el que ha hecho hoy.
¿De este partido se pueden extraer algunas conclusiones? A nuestro juicio sí. No todos los que tenían que reivindicarse lo hicieron por igual. Así, hay que destacar el trabajo de Asensio por la soltura con que convierte en fácil lo difícil; el de Lucas Vázquez, porque siempre intenta desbordar arriba, creando ocasiones y colaborando en defensa para equilibrar al equipo; y finalmente el trabajo de Morata, cumpliendo con su función de delantero, lo que unido al papel de salvador en el partido contra el Atlétic le hacen acreedor a un puesto imposible en la delantera.
Reconociendo que la BBC ha de jugar cuando esté bien, porque así está configurado este equipo. Lo cierto es que hasta ahora no han estado en condiciones y por tanto, los jugadores citados son los que deberían haber estado en el terreno de juego de inicio. Quizá con ello los titularísimos se hubieran puesto las pilas antes, y a estas alturas nos podríamos haber ahorrado algún empate derivado de la indolencia con que se instalan los tres en el terreno de juego.
Saber que vas a ser titular o suplente hagas lo que hagas es una dinámica perversa cuyas consecuencias aún no se han manifestado en toda su extensión. Veremos si se mantiene ahí.
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