Uno se pregunta después de ver este
partido ¿qué elementos o sucesos pueden distraer a una plantilla de la
consecución de uno de los objetivos fundamentales de la temporada? A primera
vista se puede suponer que deben ser sucesos o hechos de extrema gravedad que
afecten a la totalidad de sus miembros, ya que el hecho de que afecte a alguno
de sus miembros no debiera ser motivo suficiente para que un equipo se resienta
sustancialmente, máxime si el contrario tampoco es que se juegue la vida en
ello.
Pues no, este razonamiento
no sirve para el fútbol, o al menos para este grupo de jugadores, cuerpo técnico
y directiva. La lectura de lo ocurrido hoy que hacemos nosotros es como sigue.
El día que te juegas parte
de la temporada, cuando solo restan un par de jornadas, la directiva y el
entorno (medios de comunicación incluidos) ponen el foco en un asunto en
principio anecdótico, cual es el hipotético hecho de la despedida del Bernabéu
de uno de sus jugadores más queridos por la afición: Arbeloa. Así las cosas,
todo el mundo se moviliza y prepara para rendir ese homenaje, incluyendo al
entrenador y al resto de la plantilla. La consecuencia clara de ello es la
distracción respecto del objetivo esencial y exclusivo en el día de hoy; ganar
el encuentro sin demasiados apuros con el permiso del equipo rival.
Los hechos muestran que todos
fueron culpables de este desaguisado, que no se ha saldado con otro esperpento
parecido al de La Copa de puro milagro, o mejor dicho, de puro Casilla.
El equipo hizo una buena primera parte, en la que no solo se le puso de
cara el marcador, sino que Álves fue el mejor del equipo valenciano, merced a
algunas paradas de verdadero mérito. Pero en la segunda vinieron a tornarse las
lanzas y el que tuvo intervenciones decisivas fue Casilla, no menos de cinco. Y
es que el equipo al completo parecía distraído y más centrado en tributar el
homenaje a Arbeloa que en resolver el partido. El entrenador decidió (suponemos
que pactado de antemano) retirar a Cristiano, que en realidad era el único
delantero que tenía el equipo, por Arbeloa. Se desplegaron pancartas, se
agitaron los cánticos a su favor, y el Valencia mientras tanto creando
ocasiones una tras otra, con el beneplácito de casi todos, especialmente de
Marcelo, James (que debió ser cambiado mucho antes), y el propio Arbeloa,
suponemos que afectado por todo el asunto.
¿De verdad no había otro momento para hacer un homenaje a Arbeloa?
¿Había que hacerlo precisamente hoy que el equipo se la juega? Creemos que hay
demasiado ruido en torno a este equipo. Lo sucedido con respecto a la despedida
de Casillas en su día, y el fiasco de la Copa planeó sobre las cabezas
responsables del Bernabéu, especialmente de la directiva
A
pesar de todo, ahí está el equipo, jugando con fuego, pero sin quemarse.
Veremos, porque este dicho sentencia de otro modo según su formulación.
Amigo Miguel, no sé si son realmente las distracciones (en forma de homenaje u otro tipo de ensoñación) o, más bien, la poca capacidad de este grupo de adquirir la concentración necesaria para estas lides (campeonato de liga y champions).
ResponderEliminarA mi entender, todo gira en torno a un grupo de futbolistas sin pasión, muy individualistas, carentes de humildad, sin compromiso ni apetencia por el compañero... En resumidas cuentas, ayer volvió a demostrarse que son capaces de lo mejor (indiviualidades) y de lo peor (faceta colectiva) y si el fútbol lo forma un equipo, estos distan muchos universos de ser una gran y efectiva comunidad.
Por lo demás, como los malos estudiantes, nos vemos en el exámen final del próximo sábado y la reválida del día 28.
Un abrazo.
Cándido
Querido Cándido. Como siempre vas un poco más lejos apretando las tuercas a este grupo. Yo no iría tan lejos. En este caso mi interpretación es que por querer dar la imagen de grupo y de club que trata bien a sus jugadores más emblemáticos, a punto estuvieron de perder la posibilidad de hacerse con un título tan importante como la Liga. En cualquier caso lo vivido el domingo fue muy irritante.
ResponderEliminarSaludos.