Nada hacía suponer al comienzo del encuentro
que acabaría siendo un auténtico paseo. Disfrutamos de uno de los mejores
partidos del Madrid en esta temporada, si no el mejor.
El equipo inglés salió al campo con una
presión casi asfixiante, al estilo Atlético de Madrid (quizá el entrenador
inglés había estudiado bien a su rival), pero este Madrid no tiene nada que ver
con aquel que se enfrentó a los colchoneros al comienzo de la temporada. De manera que tras el primer cuarto de hora
supo deshacerse de la presión moviendo el balón con rapidez, con criterio, en
corto y en largo.
En
unos pocos minutos los jugadores
del Liverpool empezaron a darse cuenta
de que estaban persiguiendo sin fruto a sus rivales. El resto, la transición al
desánimo, llegó de la mano de los goles.
Y ahí acabaría la historia de este partido,
si no fuera por la relevancia del rival y de la competición: sorprendentemente
nunca se había logrado ganar en Anfield y la victoria despeja el camino para
liderar el grupo al final de esta fase, aspecto no menor.
Pero no podemos pasar por alto que el juego
del Madrid fue extraordinario a lo largo de todo el encuentro. Fueron tres los
goles, pero bien pudieron haber sido varios más.
Siempre que se gana con esta contundencia
resulta difícil destacar ni positiva ni negativamente a ningún jugador. Así
sucedió ayer, pero por su importancia para el equipo bien merece destacar a
alguno de ellos. Es el caso de Isco, que ayer dio un auténtico recital de
combinar calidad y derroche físico en ataque y en defensa. Esperemos que este
estado le dure y que Ancelotti se lo reconozca, incluso por encima de Bale. Al
menos le obligará a ponerse las pilas al galés que por el momento está lejos de
todos sus compañeros de ataque. Muy importante también la recuperación de un
Benzema goleador, trabajador y como siempre asociativo.
Sin querer ser ventajistas, (nos avala el
haberlo anunciado por escrito) ya dijimos que el puzle que tenía que resolver
este año el italiano vendría de la mano de la mejora del estado de forma del
equipo. Que sería éste el que determinaría si los jugadores pueden o no encajar
en un determinado puesto, cuando de grandes jugadores se trata. Y esto está ocurriendo
con James e Isco, haciendo labores de centrocampistas ofensivos pero también
capaces de defender y ayudar en estas tareas.
Alguien ha dicho que en el encuentro del
sábado contra el Barcelona ganará el equipo que mejor defienda. Decir eso con
dos equipos con este potencial de ataque y que tienen vocación ofensiva puede
parecer una paradoja, pero es verdad que será clave la actitud y tensión
defensiva, y eso tiene que ver con el estado de forma. Ahí me da la impresión de que lleva ventaja el Real Madrid.
Será un partido
apasionante como siempre, pero el Madrid no puede permitirse perder. De haber hecho una pretemporada en condiciones, tal vez no sería un encuentro tan trascendente para los blancos. Veremos.
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