miércoles, 28 de agosto de 2013

Veinte minutos esperanzadores. Granada 0 - Real Madrid 1

   No pude ver los primeros veinte minutos de este partido. Parece que fueron los mejores de todo el encuentro para el Real Madrid. ¿Por qué me atrevo a hacer este titular si no lo he visto?. Sin duda porque se trata del indicador más esperado de la temporada de que esto puede funcionar. Son esos veinte minutos los que el equipo necesita para visualizar que aquello que se está ensayando funciona. Ahora queda hacer que esos veinte minutos se prolonguen a los noventa. Que dé señales de que se controla el partido en todo momento, algo que en el desarrollo posterior del mismo no se consiguió.
    Quizá la clave estuvo en no aprovechar las oportunidades que se generaron en esos minutos, pero la sensación es que durante el resto del partido se estuvo por momentos al borde del tropiezo. Al margen de polémicas con los penaltis que no se pitaron; en los minutos finales, el entrenador echó mano del recurso de sustituir delanteros por defensas para afianzar el resultado, táctica de entrenador timorato que a punto estuvo de salirle mal porque eso siempre implica que el contrario se echa encima y presiona más. Y teniendo en cuenta que el equipo por arriba no va nada bien, pudo resultar una temeridad.
    No fue así y se consiguió llegar al final con una victoria sufrida, pero importante de cara a la adquisición de confianza.
    Envió señales el entrenador respecto de alguna de las clarificaciones que le pedíamos en la anterior entrada. Parece claro que su delantero es Benzema, que su  portero es Diego López y que Modric tendrá un papel relevante en el equipo. Nada que reprochar al respecto puesto que eso es lo que debe hacerse cuando un equipo está haciéndose. Ajustar las piezas cambiando de jugadores constantemente no sería buena idea.
   Comentario aparte que merece una entrada en este blog es la situación de Casillas (ver "El caso Casillas: un asunto del Presidente"). 
   Por otro lado, deja dudas acerca de lo que quiere hacer con Arbeloa-Carvajal o con Özil y la previsible llegada de Bale.
   Siempre hemos defendido que los entrenadores deben conformar sus equipos y adaptarse a los jugadores para sacarles el mayor provecho en beneficio del conjunto, pero para evitar que las tácticas fracasen se les concede a los entrenadores la posibilidad de influir o dar el visto bueno a los fichajes que hace el club, reforzando aquellos puestos que creen más endebles para su andamiaje. Veremos si esto ha sido así con este entrenador, y no nos vengamos a enterar cuando se marche que él no quería a Bale o a Morata , pongamos por caso.

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