domingo, 6 de mayo de 2012

Contradicciones. Granada-R. Madrid

   Primero pensé no escribir sobre este partido. Pero creo que los aspectos no estrictamente futbolísticos merecen la pena. 
   Nada más sentarme a verlo y ver la alineación que el señor Mourinho decidió tuve un sentimiento de fraude, en primer lugar hacia mi persona, pues iba como siempre con la idea de ver el mejor espectáculo posible para una tarde de fútbol en sábado. Unos segundos después pensé en los aficionados que se sentaban a mi lado en el bar. Inmediatamente lo extendí a los millones de madridistas que en ese momento estaban haciendo lo mismo: ver el partido por la televisión. 
   Sin solución de continuidad llegué a los muchos equipos implicados en la competición, con sus aficionados, y en cómo se sentirían todos ellos al ver un equipo inédito en la temporada, que no obedece a ninguna justificación razonable. también pensé que no nos iban a dar una explicación de todo ello porque el señor Mourinho ha decidido no hablar para la prensa, pero tampoco para sus seguidores a través de ningún canal de comunicación.
   Entonces fue cuando me acordé de la enorme contradicción en que estaba cayendo el entrenador del Madrid, me acordé del Gijón y de M. Preciado. De cómo tuve sentimientos de rechazo hacia todos ellos por haber incurrido en una adulteración injustificablede la competición. Sólo que esta vez tenía menos justificación aún. El Madrid no tiene ninguna competición añadida.
   No me vale que rectificara en la segunda parte, tampoco que terminara ganando el partido, como tampoco entonces me valió que el Sporting plantara cara al Barça. La fortuna no puede justificar una decisión a todas luces injusta para muchos equipos y sus miles de aficionados, y también para los aficionados del propio Madrid.
   No me apetece especular con qué es lo que pretendía el entrenador. Sólo diré que a lo largo del partido volvieron a salir los defectos que otrora caracterizaban a Cristiano; el egoísmo y la falta de colaboración con el equipo. Aparecieron también el desorden y los nervios. Se confirmaron la baja forma de Di María, y la inoperancia y la falta intensidad en el juego de un jugador que pasará sin pena ni gloria por el Real Madrid, habiendo sido uno de los fichajes más caros de la historia del club. Vimos que Granero y Xabi jugaron juntos durante un tiempo y todo pareció funcionar bien. Disfrutamos de un magnífico Benzema, de un comprometido Albiol a pesar de haber sido relegado por este entrenador al ostracismo más absoluto. Y por último; pudimos ver cómo la suerte es un factor de este juego con el que siempre ha de contarse, sobre todo cuando te da la espalda. Que se lo pregunten al Granada.
   En breve toca hacer balance de la temporada, lo ocurrido en este partido no  estará entre lo positivo de ella y de su entrenador en especial. Cuando llegué a casa y escuché al señor Clemente mi enojo con Mourinho subió de grado; no me gustó coincidir con un tipo como él. Pero lamentablemente en esta ocasión y, espero que no sirva de precedente, le asite la razón.
   Me pregunto qué Madrid veremos ante el Mallorca. Quizá dé igual acudir con 45 minutos de retraso.
  
  

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