Vivimos en un mundo entregado a la impaciencia y a la exageración, para lo bueno y para lo malo. A pesar de que los madridistas tenemos en la memoria la aparición fulgurante de Robinho en aquél partido contra el Cádiz el día de su debut, y la consiguiente decepción por las enormes expectativas despertadas en el momento; de nuevo volvimos a caer en el error con ocasión de la aparición de Vinicius por estas fechas, sosteniendo al equipo durante parte de la temporada.
Ayer asistimos asombrados la irrupción de otro jugador que logró encarrilar el encuentro en tan solo unos minutos con un desparpajo inusual. Siendo así que marcó tres goles muy diferentes, mostrando diversas cualidades. Y volvemos a darle vueltas a si este será el jugador buscado tanto tiempo.
Pero qué hace diferente a nuestro juicio el caso de Rodrygo a los otros dos. Vaya por delante que no hemos amortizado ni mucho menos el caso de Vinicius. Al contrario. Como hemos defendido en otras entradas, nos parece un jugador extraordinario y con un potencial por descubrir; pero por las razones que sea no goza de la confianza del entrenador. Razón por la cual no podemos centrarnos en él.
Lo que diferencia a Rodrygo es la madurez con que se desenvuelve a la hora de posicionarse en el terreno de juego. Parece que hace exactamente lo que el entrenador le pide. No en vano, ha relegado a Lucas Vázquez a la suplencia, haciendo de Lucas Vázquez con una mejoría notable, claro está. Es muy generoso en el esfuerzo. En los partidos anteriores en que ha sido titular se ha vaciado en ese lateral derecho, barriendo todo el lateral de fondo a fondo; mostrando con ello un estado de forma espectacular en el momento oportuno. Es capaz de entrar por todas las posiciones de delantero. Ayer experimentó entrando por la frontal, y el resultado fue una obra maestra que culminaba su Hat-trick en el partido. Su asociación con el resto de compañeros quedó de manifiesto también en ese tanto. También ayer mostró que a pesar de su endeblez física sabe atacar la pelota con ambas piernas e incluso cabecear como lo hizo en uno de los tantos. Y aquí lo dejamos por no alargar más esta entrada.
Por tanto, ¿es diferente a los demás?, sí. ¿Significa eso que estamos ante una estrella? Esta cuestión es mucho más difícil de responder sin caer en el voluntarismo o en el mero vaticinio. Con todas las cualidades que hemos desgranado anteriormente es difícil que no llegue a ser un jugador importante; pero con tan solo dieciocho años resulta muy aventurado saber qué va a hacer y qué van a hacer con él. Sólo hay que mirar el caso de Vinicius: Lopetegui lo mandó al Castilla, Solari lo catapultó a la titularidad, Zidane lo descabalgó, y ahora se ve obligado a deslumbrar en los veinte minutos que le da cada dos o tres partidos si no quiere ir a la grada. En conclusión: visto lo visto, hay que tener paciencia con jugadores tan jóvenes. Y esperar que las urgencias que siempre acompañan a este equipo o las circunstancias no malogren su progresión. Otra cosa es la esperanza o la ilusión. Esas caminan por libre, como sus opuestas.
Desde luego, contra el Galatasaray nos ha hecho recobrar la ilusión; con el permiso de Benzema que en cuestión de asociación es un auténtico maestro, y del resto del equipo, que ayer hicieron un gran partido.
Se ganó con mucha facilidad, pero no hay que olvidar que hace solo tres días el Betis se atragantó hasta el punto de impedir el liderazgo de la Liga. Por cierto, con otro gran partido de Rodrygo.
El sábado está a la vuelta de la esquina. Veremos cómo gestiona Zidane el asunto Bale. Ayer rectificó el error de sentar a Valverde frente al Betis. Sentar a Rodrygo ahora le va a resultar más complicado, al menos en un Bernabéu que está hasta el gorro del galés. Veremos.
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