Si nos tomamos la molestia de mirar lo que decíamos a comienzos de temporada, acerca de las dudas que nos transmitía el equipo cuando se enfrentara a equipos aguerridos y con fuerte presión, veremos que se han ido despejando en favor de la catástrofe. Porque eso fue lo que vino a ocurrir en Éibar. Allí se encontraron de nuevo ante un equipo perfectamente ensamblado, trabajado, conocedor de lo que cada uno debe hacer individualmente, y de lo que debe hacer en favor del equipo. De modo que si a eso le añadimos el espíritu con que unos y otros abordaron el encuentro, no nos costará esfuerzo alguno comprender porqué el Madrid recibió un vendaval de presión, juego y goles tan nítido.
Todo esto viene a cuento de que ayer, después del encuentro en Roma, algunos periódicos y opinadores titulaban que esta era la competición que les motiva a estos jugadores, sabedores de que es la competición que más aprecian directiva y aficionados en general.
Todo verdad, salvo un pequeño detalle: el resultado no refleja lo que fue el partido. El Madrid estuvo gran parte del primer tiempo a merced de su rival. Sólo la suerte y el buen hacer de Courtois les impidió irse al descanso con más de un gol en contra. Y eso que enfrente había un equipo muy diezmado por las lesiones y en un estado de forma que le tiene sumido en mitad de la tabla de su liga.
Que a estas alturas de la temporada aún estemos probando qué jugador ha de hacerse con las riendas del pivote defensivo cuando Casemiro no está, es un síntoma de que las cosas no andan bien. El experimento de Ceballos tuvo resultado desigual. No hay más que ver la debacle de Ipurúa. La colocación de Llorente el martes en esa posición pareció un poco más ajustada. Pese a que el Roma llegó con facilidad durante la primera parte, el chico estuvo bien; sacó la pelota con criterio, se empleó con energía cuando fue necesario y consiguió un orden algo más esperanzador.
Pero pensamos que no deberíamos confundirnos; el equipo que teníamos ayer enfrente no es equiparable a casi ningún rival de los que hoy por hoy se encontrará el Madrid en las próximas semanas y meses. La Liga es muy competitiva, los equipos nos conocen muy bien y, sobre todo, el equipo no da síntomas de poner toda la carne en el asador.
Parece que el entrenador ha recibido la lección a medias. Pues ha sentado a Isco y a Asensio, y ha dado entrada de nuevo a Lucas Vázquez, a quien defenestró en Éibar. Sigue apostando por Bale, consciente, suponemos, de que este es un jugador capaz de ganar un partido en fases decisivas, y a la vez muy difícil de tratar a nivel personal. La actitud en los entrenamientos debe ser muy distinta a la de Isco, al decir de Solari; razón por la cual el entrenador lo ensalzó frente al malagueño. Esta regañina en forma de comparación, puede hacer que tengamos un "caso Isco", o lo que es lo mismo, que haya un enfrentamiento entre entrenador y jugador del que el gran perjudicado sea el club. Pensamos que ya era suficiente castigo mandarlo a la grada. Añadir las comparaciones sobre cómo entrenan los jugadores es vejatorio, por más que sea verdad. Sobre todo porque estamos hartos de ver cómo algunos jugadores han estado y están jugando en un estado lamentable (Modric) o con una actitud deplorable (Bale).
Así que lo único positivo de este partido es que el equipo se ha clasificado en primer puesto de la Liga de Campeones, que este curso parece que ha situado a casi todos los "gallitos" en primera posición. Esto permitirá evitar cruces más que peligrosos; a la espera de lo que finalmente hagan en el grupo del Nápoles, Liverpool y PSG.
Ahora espera el Valencia, que a pesar de haber quedado eliminado de la Champions, es un equipo en alza en su juego. Veremos el sábado qué cara nos muestran unos y otros.