El dominio fue abrumador a favor de los
blancos, que gozaron de infinitas posibilidades de anotar mucho antes de la
magnífica falta que transformó Isco; pero de nuevo el acierto del portero rival
frustró las ansias por ponerse delante en el marcador.
El Madrid tocaba y desplazaba el balón con
rapidez, tiraba desmarques arriba a los que se llegaba con relativa facilidad,
o se hacían desplazamientos a larga distancia (los de Ramos a Carvajal empiezan
a ser míticos por su trascendencia) que descolocaban el sistema defensivo de la
Roma.
El gol tenía que llegar y, aunque se
resistió, mereció la pena esperar por el juego desplegado y por la bella
factura del saque de falta que nos regaló Isco.
El segundo tiempo, con la Roma más diezmada
físicamente, vino a ser un recital de Modric e Isco. Uno, manejando la batuta
en el centro del campo, metiendo unos pases interiores precisos y de tiralíneas,
como el que dio lugar al segundo gol de Bale. Otro, con detalles de una calidad
y preciosismo dignos del mejor de los espectáculos, al que posteriormente vino a
sumarse un Asensio que a punto estuvo de hacer uno de los goles del campeonato
en un control y vuelta completa en un palmo de terreno, que de nuevo el portero
de la Roma desbarató.
A esta orquesta maravillosa que fue ayer el
equipo, solo podemos poner un pero; cierta tendencia a desafinar de alguno de
los componentes en defensa. Como ya hemos hablado de ello en otras ocasiones,
no vamos a insistir. Pero sí decir que persisten los problemas, pese a que
apreciamos que se está trabajando con Marcelo.
Varias buenas noticias. La mejor, la
irrupción de Mariano, que si bien es verdad que entró con el rival entregado
físicamente, desde el primer instante supo buscar su hueco en los 20 min. que le
dieron. Peleó y encontró su recompensa en un golazo de fuerza y potencia. Esto
permitirá un recambio de garantías, si Benzema empieza a coquetear con su
melancolía. Tampoco está mal que Isco haya decidido apretar el acelerador y que
Asensio demostrase que hoy por hoy es el jugador más en forma del equipo, junto
a Carvajal que acudió a apagar fuegos allá donde aparecían (lo vimos hasta en
la banda izquierda). Y qué decir de Modric. Si en Bilbao lo vimos flojo
(incluso reclamamos su sustitución), ayer cogió la batuta y condujo al grupo a
un concierto extraordinario: juego, ocasiones, goles… un espectáculo total.
Esperanzador comienzo en esta competición,
aunque hay que recordar que esto no es cómo comienza, sino cómo termina.
Espera el Español. Veremos.
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