En un principio pensamos cargar las tintas
sobre la celebración de los premios The Best. Después de reflexionar un poco, hemos
llegado a la conclusión de que en la debacle de anoche hay jugadores que
asistieron a dichos premios y jugadores que no lo hicieron. Siendo verdad que
todos jugaron bastante mal, también lo es que no pueden diferenciarse por esta
circunstancia. Es por eso que la cuestión nos parece más profunda. Y en
cualquier caso, nada podría hacerse, pues opinamos que la asistencia a los
mismos es algo que el R. Madrid no puede prescindir o renunciar a hacer. Sobre
todo porque perjudicaría la imagen del club, de la que también se alimenta.
Lo vivido ayer contrasta tanto con lo vivido
hace tan solo una semana, que cuesta mucho creerlo y darle una explicación más
allá de la lanzada por Casemiro al término del partido: le regalamos la primera
parte del encuentro.
Volveríamos pues al tan traído y llevado
tema de la actitud. Según esta explicación, los jugadores habrían salido
relajados, con pereza, falta de ritmo; mientras el contrario estaba
concentrado, acelerado y con un ritmo endiablado.
Y con esto habríamos encontrado una
explicación razonable a lo ocurrido. Pero, sin ser incierto este análisis, a
nuestro entender existieron más razones para que finalmente el Sevilla goleara
a un equipo que llegó con la vitola de ser el menos goleado, merced a la
mejoría en su sistema defensivo. Aunque no hemos participado de este análisis,
pues no creemos que haya mejorado el sistema defensivo sustancialmente, sí es
verdad que hasta ayer el equipo parecía sufrir menos que en otras temporadas.
Pero nosotros creemos que eso tiene “un culpable”: la posesión. El equipo de
Lopetegui, hasta ayer, tomaba el mando de la pelota en todos los partidos de
forma abrumadora, y eso, por sí mismo, disminuye las posibilidades del
contrario (mientras tú la tienes, el contrario no puede hacerte daño). Pero
ayer no tuvo la pelota, o al menos no la tuvo como días atrás. Se vio atosigado
desde el minuto cero por la presión que le hizo el Sevilla. La pelota no fluía
con la facilidad de otros partidos, la movilidad de los jugadores sin balón se
resintió; y finalmente, la disposición táctica del Sevilla no permitió mover y
madurar las jugadas.
Aún así, este relato no explica la enorme
ventaja que cobró el Sevilla en tan poco tiempo. Y es que los errores
defensivos lastraron al equipo de un modo definitivo, especialmente en los
contragolpes para los que no contaba con la velocidad y oportunidad de
Carvajal, cuya ausencia fue esencial. De nuevo estuvieron muy por debajo de su
nivel Varane y Sergio Ramos, quedó muy señalado Marcelo, y de nuevo no estuvieron
a la altura Asensio y Benzema.
En definitiva, un paso atrás como equipo,
pues seguimos teniendo un problema defensivo secular que tampoco Lopetegui
acaba de solucionar. Un paso atrás de algunas individualidades que volvieron a
comportamientos pasados: Asensio, Bale, Benzema. Un paso atrás del centro del
campo que es el verdadero sostén del equipo de Lopetegui para poder mantener la
pelota: Kroos y Modric tardaron mucho en entrar en el juego. Un paso atrás en
la aportación de los suplentes (Lucas Vázquez, Mariano) que a pesar de que
dispusieron de media hora, tampoco aportaron nada nuevo.
Una oportunidad perdida para haber
distanciado al máximo rival, que previamente había perdido contra el colista de
la Liga. Ojalá fuera un problema de actitud, porque eso es muy fácil de
remediar. Si fuera un problema de estructura o plantilla, tendríamos más
dificultades.
Viene otra prueba de fuego enseguida.
Veremos.