lunes, 18 de junio de 2018

Lopetegui, apuntes de un linchamiento.


   Lo hecho por Lopetegui, además  de contar con infinidad de precedentes similares (Kubala, Luis Aragonés, Van Gaal, Conte...), es lo que hacen a diario los propios periodistas-estrella y demás farándula que dominan los medios de comunicación (solo hace falta revisar algunos titulares de periódicos hablando de “fichajes” de periodistas para esta o aquella cadena, para este o aquel programa).
   Me creo la versión del Presidente y del entrenador del Real Madrid, no porque sea madridista, ya que en estos días he leído a muchos madridistas atacar y poner en tela de juicio la actuación de ambos en este asunto con calificativos como desleal, traidor, chulo, prepotente; sino porque no acabo de ver qué podía ganar ni uno ni otro actuando con ocultismo o esperando a falta de cinco minutos antes de sacar el comunicado del fichaje, para comunicárselo al Presidente de la federación.
   Sospecho que aún no conocemos los entresijos de este asunto en lo relativo  a los detalles y a las motivaciones que llevaron a Rubiales a tomar una decisión inédita en el mundo. Sí tenemos conciencia y constatación de los trazos gruesos que se han ido marcando desde el mismo momento en que saltó a los medios este asunto.
   Probablemente uno de los errores cometidos por Presidente y Entrenador es no haberse buscado el apoyo de algunos grupos mediáticos a través de algunas exclusivas, a fin de romper esa unanimidad en el linchamiento. Ese ha sido el error, motivado por la idea de que no se produjeran filtraciones que enturbiaran la concentración.
   En estas, guiado por el efecto de unanimidad que habían tomado los acontecimientos, irrumpe el otro gran actor de este esperpento: el Presidente de la Federación. Rubiales se pone al frente de la manifestación y decide entrar cual elefante en cacharrería. Tirando por la calle de en medio, y sin tener en cuenta los intereses de la Selección, expulsa al entrenador.
   ¿Es que hay alguien que pueda apoyar semejante dislate, que ha asombrado y dejado patidifuso a medio mundo? Pues sí, ahí están un montón de medios apoyando la decisión demencial. Como no creo que el Presidente de la Federación se tire de cabeza a una piscina vacía, vengo a concluir que Rubiales contaba al menos con la aquiescencia de “significados” periodistas que automáticamente respaldan la decisión y atacan despiadadamente a Lopetegui.
   No se preguntan si la versión dada por el Presidente de la Federación es la cierta, antes al contrario la dan por incuestionable y a partir de ahí descargan todo su argumentario que lleva al linchamiento. Lo paradójico en clave de discurso patriótico es que entre los más fervientes apoyos que recoge el señor Rubiales se encuentran las redacciones de los distintos periódicos catalanes (Sport y El Mundo Deportivo) y no catalanes que cuentan con periodistas culés al mando de las mismas (Véase El País); así como los de las principales radios nacionales SER (Véase Carreño).
   Unos "llaman"a modo de predicción a todos los pueblos de España a pitar al Madrid por antipatriota, otros frivolizan y demandan que al Madrid se le aplique el 155, alguno incluso trata de poco adulto a Lopetegui por haber llorado en la rueda de prensa (véase el twit del actor Latorre). En fin, una especie de barra libre para insultar y desvariar.
   Y esta es la historia inacabada de un linchamiento a una persona honesta y profesional, que nos había logrado clasificar para el Mundial y que no ha cosechado una sola derrota desde que se hizo cargo de un equipo desnortado.
   La realidad es tozuda. El Madrid necesitaba un entrenador, Lopetegui es el elegido porque está en el mercado al tener cláusula de rescisión. Al entrenador le parece que es la oportunidad de su vida, llega a un acuerdo con el club, se lo comunica a su “empresa”, deciden hacerlo público en aras a no enturbiar con especulaciones y filtraciones la participación en el campeonato. El Presidente de la Federación lo acepta en principio, pero después cambia de opinión (esta es la parte oscura y no aclarada de la historia) y decide echar al entrenador por encima de toda lógica.
    Es verdad  que hacía unos días que había renovado su contrato, pero también lo es que en él se incluía una cláusula de rescisión que el propio Rubiales rubrica. Lopetegui no deja tirada a la Selección puesto que el próximo campeonato está a dos años vista. Tiempo más que suficiente para que el nuevo entrenador pueda desarrollar su trabajo.
    Todavía hay quien habla de la influencia del trabajo de Luis Aragonés en esta Selección. En el partido  contra Portugal ya había algunos periodistas que hablaban de la impronta de Hierro en el equipo. Nadie (unanimidad de nuevo) se acordó de Lopetegui para nada bueno. Al día siguiente en letra pequeña divisé en un periódico un apunte que había alusión a que el gol de Costa a pase de cabeza de Busquets era una estrategia preparada por Lopetigui. En fin, el discurso único y la parcialidad en una profesión que debiera ser  todo lo contrario.
   Algunos dicen que deberían haberlo anunciado al final del Mundial. ¿Pero es que alguien puede imaginarse que este asunto se podía ocultar a los medios hoy en día? ¿Y si estalla en cuartos o en semifinales, pongamos por caso?
   Particularmente he de decir que me gustaba el hacer de Lopetegui desde que estuvo en el Oporto. Creo que imprime un sello competitivo a sus equipos y les dota de recursos para afrontar con variantes los encuentros y la competición. Por eso creo que puede ser un buen entrenador para el Madrid. Esto no garantiza nada cuando se trata de un deporte cuyo éxito depende de multitud de factores; sobre todo de que entre la pelota o no en la portería. Para muestra, ahí está el partido frente a Portugal: jugamos mejor, Portugal tiró tres veces y las marcó…
   Para concluir, no creo que Lopetegui merezca lo que le ha sucedido. Sobre todo porque estamos convencidos de que su único pecado ha sido fichar por el Real Madrid. De haberlo hecho por cualquier otro equipo no habría habido este linchamiento.
   Esperamos por ello que los éxitos le acompañen en esta andadura que afronta, y que le compensen los sinsabores y amarguras de este esperpento nacional.

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