miércoles, 4 de abril de 2018

Un estratosférico Cristiano deja la eliminatoria encarrilada. Juventus 0 - R. Madrid 3

   Hay jugadas, sobre todo si terminan en gol, que se recuerdan toda la vida. Más hoy en día que podemos contemplarlas una y otra vez. Ayer asistimos a una de ellas. Solo por narrar ese gol mereció la pena esperar las casi dos horas que dura un partido de fútbol y vivirlo en directo. Estar en el estadio debe ser impresionante; no hay más que ver la reacción de los aficionados del equipo contrario. Ver que tu equipo está siendo apeado de la competición y al mismo tiempo aplaudir al contrario porque sabes que acabas de asistir a un momento único, un momento de confirmación de uno de los grandes de la historia del fútbol.
   Y es que hacer ese gol a un equipo como la Juve y en su campo tiene el mérito y la resonancia que le otorga la trayectoria histórica en general y la de los dos últimos años en particular, donde ahí están las estadísticas para comprobar los goles recibidos por los turineses.
   Pues bien, a este equipo le marcó dos extraordinarios goles Cristiano en sendos destellos de estrella que es lo que es el portugués. 
   Por supuesto celebramos las dos dianas, pero aún nos satisface más que ambas sean producto de ese lento viaje que ha emprendido hacia la conversión en el verdadero delantero centro del equipo; porque esto es lo que venimos demandando a Zidane y a el jugador que parece ser el que se opone a ello. El primero, casi en el área chica, de un paso raso de Isco al primer palo donde aparece como un rayo el luso. El segundo, que da título a esta entrada, en una chilena mil veces ensayada y buscada. Fruto del trabajo, vino a conectar en uno de esos momentos mágicos. La ejecución vista a cámara lenta es de una plasticidad y altura que solo está al alcance de un portento físico que trabaja y se prepara a conciencia. Ambos goles al primer toque, a lo Hugo Sánchez.
   Al margen de ello no hubo mucha más historia. Un equipo que salió enchufado y mandando merced a que el contrario le cedió la pelota. Que después especuló con el resultado, entre otras razones por el mal partido de casi todos los centrocampistas, especialmente de Casemiro (lento e impreciso toda la noche) y de Modric (con pérdidas inauditas en él). Y que cerró el gol de Cristiano y la autoexpulsión de Dybala. A partir de aquí se consiguió otro golazo de Marcelo, pero pudieron haber sido más de no haber frenado el ímpetu los blancos. Por en medio, los consabidos problemas defensivos, especialmente a balón parado.
   No queremos dejar pasar la oportunidad para comentar un par de casos. La mala actuación de Benzema, es la enésima. Y la actitud de Bale ante los goles de su equipo. Es una actitud vergonzante, la de un jugador que está fuera del equipo. Es incomprensible que un jugador de su potencial no luche por ganarse estar en el terreno de juego, y que arroje la toalla en el momento más importante de la temporada.
    Un partido que deja un buen sabor de boca y una eliminatoria bastante encarrilada. No obstante, es necesario solventar los problemas defensivos que en partidos más igualados pueden penalizar mucho al equipo, a pesar de su actual eficacia goleadora. Veremos.

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