Después de un preocupante arranque, habitual en los blancos, en el que el Atlético pudo materializar dos goles con más ímpetu que juego; al verse tan cerca de tocar la gloria los rojiblancos decidieron especular con el resultado. Esta decisión fue fundamental para que el Madrid tomara el mando del partido poco a poco, hasta llegar al momento sublime de la noche.
Ni en el mejor de los sueños pudieron los atléticos imaginar que en un cuarto de hora, y en casa propia iban a estar a solo un tanto de conseguir la prórroga o la remontada. La desagitación atlética era lógica: tenían al menos setenta minutos para marcar un solo gol y forzar la prórroga. Sabían que al ritmo que habían salido no podrían con el desgaste que ocasionaba en la hipotética prolongación. Por eso era lógico recoger vela y apaciguar revoluciones. Ahí emergieron con brillantez los medios merengues; especialmente Modric e Isco, pero también Kroos.
Tener jugadores como Isco o Modric a los que entregar la pelota para que puedan descongestionar la presión del contrario o construir una jugada por sí mismos o con magistral pase, es una auténtica delicia y un "seguro de vida". Ya sabíamos del estado de forma del malagueño; pero nos sorprende que el croata se destapara con un partido como el que hizo ayer, cuando hace solo un par de semanas se le veía tan apagado e impreciso.
Esas fueron para nosotros las claves del encuentro de anoche. Bueno, esas y el gol que se sacó de la chistera el pretidigitador Benzema.
Es curioso escuchar cómo los goles extraordinarios de otros jugadores se ensalzan una y otra vez hasta la saciedad, mientras se le resta valor a la genialidad del francés por los supuestos fallos de los defensores. No negamos que existieran esos errores técnicos, lo que no es admisible es que se ponga el acento en ello, terjiversando la realidad. En infinidad de los grandes goles hay defensores que no están a la altura. Solo hace falta poner la lupa orientada a encontrar el ansiado fallo.
No podemos decir que fuera un gran partido. Pero se produjeron dos noticias muy relevantes. Una muy mala, la vulnerabilidad del equipo ante el empuje del contrario. Encajar dos goles en tan solo unos minutos de una presión esperada y cantada no invita a la tranquilidad y confianza. Otra muy buena, la recuperación de algunos jugadores para este decisivo tramo de temporada. Destacamos a Modric por ser un jugador fundamental en el juego del Madrid.
Habíamos visto jugar el día anterior a la Juve. Quedamos impresionados por la seguridad defensiva y el orden que el equipo turinés demuestra. La verdad es que no éramos muy optimistas ante la posibilidad de hincarle el diente a este equipo.
Después del partido de ayer, nos animamos de cara a la final, porque esperamos ver emerger el Madrid de las grandes ocasiones. Vemos al equipo bien físicamente, y esto es fundamental para afrontar un partido como el que se avecina.
Sin comentarios sobre la catarata de lecciones sobre valores que otros parecen apropiarse en exclusiva; sólo diremos que resulta paradójico que nos den lecciones de valores quienes odian al rival con tanta inquina. Siendo que el odio es el contravalor mayor que pueda imaginarse.
Ahora toca centrarse en la Liga en la que quedan tres auténticas finales en tan solo una semana. Un calendario de locos que solo la solvencia de esta plantilla puede abordar. Veremos.
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