miércoles, 3 de mayo de 2017

De la moto al avión. R. Madrid 3 - Atlético 0

  Ni en el mejor de los pronósticos habíamos augurado un triunfo como el de ayer. No solo por el resultado, que aún pudo ser bastante más abultado, sino por el extraordinario juego desplegado por el R. Madrid. Nada hacía presagiar una victoria desde una superioridad tan abrumadora ante un equipo tan rocoso como el Atlético.
   En veinte minutos primorosos los blancos presentaron sus credenciales para llevarse un partido que en todo momento dominaron en la posesión (60%), en el juego, en las ocasiones y por supuesto en el marcador. Al término de los primeros 45 minutos, nada hubiera extrañado que el Madrid fuera tres tantos por delante. 
   Pero, ¿en qué se vino a cimentar esta victoria?. En primer lugar, en la intensidad de todos los componentes del equipo (vimos hasta a Cristiano defender en varios frentes); en segundo lugar, en la mejoría experimentada por varios de los jugadores más bajos de forma en partidos anteriores; en tercer lugar en el acierto del entrenador tanto en la alineación inicial como en los cambios realizados con el transcurrir de los minutos. 
    Aunque lo anterior tiene sus matices que analizamos a continuación. El incremento de la intensidad con respecto a otros partidos fue evidente, como lo es que la Liga de Campeones siempre ha motivado de una forma especial a este club, y eso se transmite a los jugadores. Y aunque mejoraron ostensiblemente tanto Kroos como sobre todo Modric, no lo hicieron ni Casemiro ni Benzema, el primero con numerosas pérdidas de balón, y el segundo falto de chispa y viveza con el balón en los pies, donde por momentos parece perder de vista dónde está. Y finalmente Zidane estuvo acertado al alinear a Varane (hizo un extraordinario partido y aportó la altura necesaria para batirse por arriba) y a Isco porque mezcló con los de detrás y con los de delante, se movió por todo el frente de ataque y aporta una seguridad en el mantenimiento del control de la pelota a la espera de una aceleración que él sabe imprimir. Además, el entrenador cambió sus hábitos de cambios tardíos introduciendo a Asensio  y Lucas Vázquez con tiempo suficiente como para meter una velocidad más tanto en defensa como en ataque, hasta dejar extenuados a los colchoneros que tuvieron que terminar protegiendo su propio campo, ante el empuje merengue.
    No faltó quien habló, en un pensamiento retorcido, de la suerte que tiene Zidane porque Bale se hubiera lesionado. Aunque es verdad que defendemos algo más allá que la BBC, nos parece muy mezquino negarle a Zidane el acierto que tuvo ayer de principio a fin. En ello se basó el baño en toda regla que propinó a Simeone, uno de los entrenadores más elogiado en los últimos cursos.
    La guinda de una noche redonda la puso Cristiano al endosar nada menos que tres goles a un equipo tan difícil de que reciba uno solo. Y es que el portugués está en un momento dulce, con unas ganas increíbles en esta competición  y con un acierto espectacular. Hace falta que abandone la idea de hacer rectificar a los aficionados que le pitan; pues cuando lo haga mal, le volverán a pitar. Nos congratula porque no pocos empezaban a darle por muerto y acabado.
     Los tres aspectos del juego analizados más arriba es lo que veníamos exigiendo a entrenador y jugadores "titulares". No necesitamos remarcar cuánto nos alegramos y cuánto disfrutamos con ello. Ayer además se logró rectificar un aspecto muy deficiente del juego, cual es el defensivo. Se logró mantener la portería a cero y las ocasiones del rival fueron muy escasas.
     Días atrás dijimos que los "suplentes" estaban como motos, esperábamos que todos se montasen en ella; pero anoche de la moto se pasó al avión. Un avión es lo que se precisa para llegar a Cardiff. Esperamos que no se bajen de él en el Calderón el próximo miércoles
     En cualquier caso, una noche inolvidable. Que nos quiten lo "bailao". Veremos.

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