Solo hicieron falta unos segundos para ver la actitud del equipo en el partido. Nada que ver con la parsimonia y pereza con que en demasiadas ocasiones entra en el juego este equipo. Es verdad que se corren más riesgos y que esta circunstancia es necesario sopesar a la hora de atacar en tromba, tal como lo hizo en los primeros minutos. No en vano, a los pocos minutos del arreón inicial y cuando lo lógico era que el Madrid se hubiera puesto por delante, el equipo que iba en ventaja era el Nápoles.
Pero era cuestión de tiempo que el balón entrara, dada la cantidad de oportunidades de que disponían los blancos. Y llegó de la mano de una conexión entre Carvajal y Benzema; centro exquisito con el exterior del pie y remate a la red de Benzema, quizá en fallo de Albiol.
Una vez conseguido el empate, el juego se calmó algo por ambos equipos, pero el ritmo siguió siendo altísimo y las oportunidades no dejaron de aparecer; también por el lado napolitano, merced a la sempiterna fragilidad defensiva del Madrid. Ahí estaba Casemiro para taponar las vías de agua que iban apareciendo.
Poco a poco el ritmo y la presión de los jugadores del Nápoles fueron decayendo, y crecieron las oportunidades, de las se materializaron otras dos, pero que pudieron haber sido otras tantas al menos, de haber tenido algo más de acierto rematador. No hablamos del portero, porque Navas también tuvo que emplearse en alguna jugada al máximo, después de su parte de culpa en el gol napolitano.
Como casi siempre sucede, cuando el equipo está bien casi todos los jugadores lo están. Y eso sucedió ayer. Aunque se ha destacado mucho en los medios a Benzema, y siendo verdad que hizo un buen partido, también lo es que lo único que hizo es lo que debería estar haciendo en cada partido, es decir, trabajar con ganas y profesionalidad. Desde nuestro punto de vista, el jugador más destacable del equipo fue Casemiro porque además de que marcó un golazo, tuvo que hacer de apagafuegos constantemente. Este es un dato positivo. Haber encontrado un cierto equilibrio gracias a su presencia, pero también lo es negativo, porque se crea una cierta dependencia que en caso de lesión o sanción no es fácil de gestionar.
También es de justicia resaltar el gran trabajo de James. Sus centros son una delicia y una auténtica bendición para los delanteros, y muy difíciles de defender para los porteros. Además trabajó en defensa hasta la extenuación. Quizá debió ser cambiado antes, al igual que Benzema, por aquello del cansancio. Pero este entrenador gusta poco de hacer cambios, si no son obligados por circunstancias del juego (lesiones o desventaja en el marcador).
En conclusión, una gran noche de fútbol gracias a que todos los jugadores salieron muy motivados desde el inicio. No vimos al Nápoles vertical y fulgurante en el contragolpe, salvo en algunas ráfagas; pero no cabe dudas de que en su campo aparecerá ese equipo que por algo llevaba una eternidad sin perder. La eliminatoria pinta bien, pero no está ganada. Veremos.
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