El partido contra el Celta, la primera parte ante el Osasuna nos lo venía indicando. A poco que el contrario se organiza y presiona, el Madrid sufre demasiado porque no solo se atasca, sino que recibe demasiadas llegadas que no terminan en gol por la falta de puntería del contrario o por pura mala suerte para ellos.
En estas se presentó un equipo portugués que lidera la liga habiendo ganado todos sus partidos; muy bien plantado en el terreno de juego; flexible no solo en la forma en que ataca y se repliega, sino también con el lugar donde achica los espacios al contrario: lo mismo tiraba la línea defensiva casi en su frontal que lo hacía casi en el centro del campo. Siempre con superioridad numérica casi siempre por la velocidad en el despliegue y el repliegue.
Con un equipo así estaba claro que el Madrid se mostraría inoperante. Nada pudo hacer el centro del campo, nada hacía la cacareada BBC. Y es que cuando arriba no hay movilidad resulta difícil perforar una defensa tan bien organizada. Y es que cuando arriba no hay movilidad es imposible poder mandar pases en condiciones. Así que Modric y Kroos sometidos a una fuerte presión no podían conectar con los de arriba.
En poco tiempo se vio que los laterales no podrían incorporarse al ataque sin perjuicio grave para su defensa; bastante tenían con poder sujetar a su par, especialmente en el caso de Marcelo que habrá tenido pesadillas con Martins.
Todo lo cual nos llevó al atasco y al inevitable gol del Sporting que llegó en una jugada que pudo evitarse (véase Ramos), pero que hacía justicia al juego desarrollado por el equipo portugués.
Como siempre, hasta que no se vieron con el marcador en contra no se produjeron las reacciones de todos: jugadores, entrenador. La lesión de Bale dio pie a realizar los cambios que de inmediato revolucionaron el partido. De repente, los que llegaban antes al balón, los que corrían, los que se movían eran los jugadores blancos. Que la remontada llegara en el minuto 94 no deja de ser anecdótico dado que en los últimos minutos el Madrid fue otro equipo.
Nos preguntamos por eso qué habría pasado si estos tres jugadores hubieran estado en el terreno de juego desde el inicio del mismo. Es evidente que eso nunca se puede saber, pero también lo es que los tres están más en forma que sus homólogos y hoy por hoy dan un mayor equilibrio al equipo.
Zidane aseguró que sería justo y pondría a los que mejor estuvieran. Pues ahora está bastante claro que James, Morata y Lucas merecen más tiempo. Los que deberían estar entrando un ratito son los Benzema, Bale o Cristiano. Todo ello a pesar de que los cambios le salieran perfecto al francés.
Por cierto, la clasificación en el grupo no va a estar nada fácil. Así que más vale que se pongan todos las pilas, no siempre el 93 será el número de la suerte. Veremos
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