Como un reloj el Madrid fue dejando caer
sus goles a lo largo del partido. Es así que al equipo granadino en ningún
momento le restaron ánimos para luchar ni siquiera por el empate.
Con un gol a favor en el minuto dos, todo
hacía presagiar una goleada convulsiva, de las de atracón y reposo. Pero la
mejor noticia para los aficionados es que este Madrid juega, sabe a lo que
juega; y sin descomponerse va alcanzando su objetivo.
Un equipo que domina todas las facetas del
juego cuando tiene la pelota: toca con criterio en corto y en largo, se asocia,
da velocidad al balón, dispara y ejecuta goles de una gran belleza, como el
primero de James, va bien por arriba en el área contraria... Es verdad que quedan
algunos aspectos defensivos por ajustar, sobre todo por la banda de Marcelo,
pero de momento se suplen fácilmente con la actitud de los centrocampistas: hoy
Isco.
Quedaba por ver la reacción de este equipo
después del Clásico, y la verdad es que hoy, fuera de casa, ha presentado su
candidatura para luchar por esta Liga de la que hace tan sólo un par de semanas
pensábamos que el equipo casi había entregado.
A riesgo de ser pesados, insistimos en lo
que ya hemos dicho respecto del estado de forma como “culpable” de esta
situación. Todo lo que no encajaba ha terminado siendo una maquinaria casi
perfecta.
Pero hay que reconocer que hay algo más que el
estado de forma. Todos sabíamos de la calidad de los Isco, Modric, Kroos,
James, Cristiano…; sin embargo, lo que estamos viendo en las últimas semanas
está también muy cerca del crecimiento de todos ellos como jugadores.
Ya hemos hablado alguna vez de la capacidad
de aprendizaje de Ronaldo en estos años que lleva en el Madrid; pero qué decir
de la de Modric, un media punta que se reconvierte en un todoterreno
espectacular, capaz de defender como el que más, de oxigenar cuando hace falta
y de dar pases de gol exquisitos. Nadie que viera su primera temporada, en la
que apenas explotó al final de la misma, podría aventurar este nivel de
adaptación y transformación. Pero si este jugador sorprende, James no le va a la
zaga, pues mientras modric necesitó casi una temporada para adaptarse, el
colombiano no sólo se ha tenido que poner el mono para trabajar en defensa,
sino que se ha adaptado de tal manera que parece llevar un siglo jugando con
sus compañeros.
En fin, para no cansar más, diremos que este
Madrid ha cogido velocidad de crucero de la mano de un entrenador sereno, y en
contra de las teorías de la “manu militari” que no pocos aseguran que necesitan
estos equipos para poder llevarlos a la cumbre.
Ya veremos las millas que es capaz de navegar
a esta velocidad. Pinta muy bien.
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