En sólo dos minutos había resuelto el partido Simeone. Había logrado
sorprender a su rival, que como le sucede en muchas ocasiones salió al campo
con ciertas dosis de pereza. Y es que eso es lo que parece que le provocan a
este equipo los contrarios que le atosigan demasiado. Viendo a algunos
jugadores del Real Madrid, uno tiene la impresión de que les molesta en exceso
la presión asfixiante que les plantean los jugadores colchoneros.
Pereza y lentitud son los dos ingredientes que componen este plato que
se les viene atragantando. Da igual cuál sea la alineación que presente. Si
sales como diciendo "queda mucho partido, ahora no nos vamos a poner
frenéticos", y encima te mueves como un elefante y no haces correr el
balón, pues tienes muchas papeletas para encajar un gol. Si a ello le añades
errores de concepto que Ramos comete con frecuencia (no sé cómo pueden decir
que es el mejor central del mundo), como el de colocarse encima de Griezmann
para no disputarle el balón por arriba y dejar el pasillo franco a Mandzukic,
está claro que el gol llegará más pronto que tarde.
Aunque un poco mejor partido que el anterior, sobre todo en la segunda
parte en que ambos equipos tuvieron sus momentos brillantes en el juego; a
partir de los primeros minutos de agitación rojiblanca y el gol consiguiente,
el Madrid pudo tener algo más la pelota y desarrollar algunas jugadas de
mérito, pero sin la profundidad suficientes como para inquietar la meta contraria.
Pedíamos en la entrada anterior un cambio de argumento por parte de
Ancelotti que no se produjo. Dejó en el banquillo a algunos jugadores, entre
ellos Ronaldo; pero no consiguió
modificar en casi nada la forma de abordar un sistema defensivo que continúa
atragantándosele. Sólo algunos momentos al final de la primera parte a cargo de
James cuando deambuló por la media punta, pusieron algo de chispa al ataque
blanco. Con un Benzema desaparecido y un
Bale que no lograba enlazar una jugada, la mejor opción de ataque pasaba
por las entradas de Carvajal por la banda derecha. Para desesperación de todos, cambió a James en la segunda parte cuando era el único jugador que
estaba llevando el peligro a la meta contraria. Volvió a arriesgar
incomprensiblemente introduciendo a Ronaldo que tampoco aportó nada importante,
y finalmente introdujo los cambios de Isco y Marcelo que llegaron algo tarde y
sin resultados.
El Madrid jugó mejor cuando Kroos se marchó, lo que quizá merezca alguna
reflexión de cara a modificar ese triplete en el centro del campo. Si bien es
verdad que la llegada del alemán y del colombiano, junto a la salida de Di
María parece que le ha deshecho el puzzle que logró componer en la anterior
temporada.
Escuché a Ancelotti hacer un análisis de este partido como si
perteneciera a la anterior temporada. Creo que es un grave error considerarlo
así. Este partido pertenece a esta temporada, o mejor dicho a esta
pretemporada, y debe analizarlo bajo esa premisa. Cuanto más tarde en dejar de
pensar en la buena temporada pasada, peor para él, para el equipo y para el
club. Las alaracas de la prensa anunciando un ciclo triunfador, el sexteto, y
todas esas majaderías pueden llevar al equipo a un rotundo fracaso. El nivel
competitivo que hay en las tres competiciones (Liga, Copa y Liga de Campeones)
es más elevado que nunca. Empezar dormido en los laureles puede dejarte sin
capacidad de reacción en la Liga, tal como ocurrió ayer en el partido.
Esta partida se la ganó de nuevo Simeone a Ancelotti. Pero no me resisto a comentar que el argentino está
dando pasos hacia la emulación del tan denostado Mourinho, ayer salió con un
nivel de excitación y protesta constante que parece transmitir a sus jugadores,
y hasta se atrevió a dar unas collejas al cuarto árbitro. De momento conductas
que en su "modelo" hubieran provocado un terremoto nacional, parecen
pasar sin pena ni gloria para la prensa.
Ancelotti debe concentrarse en preparar su puzzle sin Di María. Esta
semana por fin se ha clarificado poniéndose a trabajar sin él. Club y
entrenador deben clarificar estos aspectos antes, pues hasta ahora se percibían
dos discursos. Quizá si hubiera trabajado sobre un plan B para atacar el sistema de Simeone durante la
pretemporada, a estas alturas tendría el problema resuelto. Aunque tardó en encontrarlo, el italiano
demostró la pasada temporada ser capaz de encontrar equilibrios imposibles como
el del lío de la portería o el encaje de Di María. Mimbres tiene para ello.
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