Siendo conscientes de que no siempre se
puede ganar, ya intuimos a comienzos de temporada que la cosa iba de
transición, dado que los llamados a dar un paso adelante (Bale, Asensio,
Benzema, Isco…) enseguida se desentendieron de esta nueva función. Todos
miraron para otro lado. Ninguno quiso asumir la responsabilidad, salvo el
francés conforme avanzó la temporada. Los llamados a cubrir el hueco dejado por
Cristiano abdicaron a las primeras de cambio. A ello se añadió el estado
lamentable en que regresaron del Mundial varios jugadores cruciales en el juego
del equipo: Modric, Kroos, Casemiro, Varane…
Así que con estos mimbres ni Lopetegui que,
a pesar de traer ideas renovadas, exigía un compromiso físico mucho mayor que
en etapas anteriores; y por tanto se encontró con que el patio no estaba para
esos derroches; ni Solari, que volvió a esquemas anteriores; pero que,
favorecido por los resultados, relegó a algunas piezas importantes que a la
postre terminó por necesitar, y que se cobraron venganza; ni Zidane, que vino a
hacer la revolución desde dentro, pero que ha sido incapaz de levantar un
equipo cada vez más hundido y desdibujado.
De la etapa de Lopetegui nos queda el
cansancio que genera en los jugadores un Mundial (casi todos los jugadores del
Madrid lo disputan) que imposibilita el imprescindible descanso mental. Tampoco
ayudó el invento de la Liga de Naciones que se sacó de la manga la UEFA.
De la etapa de Solari nos quedamos con la
explosión de Vinicius y con que es imposible formar un equipo ganador creando
enemigos irreconciliables que terminan por minar la convivencia del grupo.
De la etapa de Zidane no nos queda nada de
momento. Tiempo absolutamente perdido, porque ni siquiera habrá podido extraer
conclusiones de los jugadores que le sobran. En un equipo descompuesto por
completo nadie es culpable de nada, y todos son responsables del desastre.
Así que nos hallamos ya en vacaciones y con
el mercado en ebullición. Pero sin tener claro qué es lo que queremos y cuánto
estamos dispuestos a dar por ello.
Se supone que queremos traer jugadores
importantes que aporten algo distinto al equipo. Se supone que queremos
traspasar a jugadores que no sirven para el próximo proyecto. Pero ambas
medidas requieren acudir a un mercado que se ha vuelto loco a juicio del
Presidente del equipo. De este modo, jugador por el que se interesa el Madrid,
automáticamente pasa a costar el doble de lo que el club cree que vale
realmente. Por el contrario, con la temporada que ha realizado el equipo, todos
los jugadores han quedado devaluados, salvo Vinicius.
Con estas premisas, la tan cacareada
renovación en forma de revolución puede que se quede en una remodelación de un
par de fichajes importantes y poco más. A eso apunta la renovación de Kroos y
la insistencia en la alineación de Marcelo en la etapa Zidane II.
No creemos que vaya a haber grandes cambios
en un equipo que conserve a todos los pesos pesados del mismo: Ramos, Marcelo,
Modric, Casemiro, Isco… La cuestión iría más bien por una nueva etapa de Zidane
en el equipo con algunos cromos que compensen las salidas de Cristiano y Bale.
E intentar a partir de ahí reeditar tiempos pasados.
Si acierta con esos dos o tres fichajes,
podemos estar de acuerdo en que es la única forma de que Zidane saque a flote
un equipo campeón de nuevo; ya que no le vemos construyendo un equipo
totalmente renovado y con un nuevo sello que a cortísimo plazo (el Bernabéu no
va a tener paciencia alguna en la nueva temporada) enderece el rumbo y lo
conduzca a buen puerto.
Poco importa lo que pensemos nosotros que se
deba hacer (un lateral izquierdo, un centrocampista defensivo, un punta
desequilibrante y un delantero centro puro), lo que interesa es que lo que
venga mejore sustancialmente a lo que se tiene, que sea personal contrastado y
de fácil adaptación (recordemos de nuevo la impaciencia a la que se va a
enfrentar todo el club). Y ahí sí; tendrá que ser lo que el mercado dicte.
P.D. Todo ello sin contar con espantadas tipo
Ramos, acaecida después del escrito de esta entrada. El verano es muy largo y
propicio para calentar las cabezas.