Temíamos que el equipo no diera la cara como tal en este partido, y eso vino a ocurrir en los veinte primeros minutos de un encuentro clave para el devenir de lo que queda de temporada. Tras ese período de desorden y descontrol en el que el Valladolid pudo haber dejado K.O. a su rival (el VAR anuló dos goles y desperdiciaron un penalti), sobrevino poco a poco, tras un gol vallisoletano y un empate oportuno, un dominio y un mayor control del partido por parte de los blancos.
Después vino a suceder que los goles fueron cayendo en momentos oportunos y la llegada del tercer gol tranquilizó a todos, incluido el Valladolid que no bajó la guardia en ningún momento, conscientes de que este Madrid es muy vulnerable en todos los sentidos, incluido en el aspecto anímico. La aparición del mejor Benzema levantó al equipo, trabajando de forma incansable por todo el frente de ataque, buscando asociaciones con cualquiera que estuviera dispuesto a seguirle. Ahí se sumó Modric (a ratos con pérdidas poco habituales en él, pero cogiendo la batuta), y ahí se fraguó una victoria por la que nadie en los primeros minutos hubiera dado nada.
Analizar este partido después de los numerosos acontecimientos que se han producido en las últimas horas resulta complicado; sobre todo porque casi todo ha quedado arrasado por las noticias. Pero hay algunos aspectos que no van a variar pese al cambio de entrenador.
Es indudable que urge dotar al equipo de un sistema defensivo que permita sostenerlo cuando pierde la pelota, y a su vez recuperar de vez en cuando alguna para poder salir al contragolpe. Ello frenaría las acometidas del contrario que se puede permitir el lujo de atacar con casi todo, porque sabe que el Madrid no sale con rapidez. O si lo hace (véase Vinicius cuando estaba u Odriozola el domingo) tiene que frenarse porque nadie o casi nadie es capaz de seguirles en velocidad. Si no robas, si no contragolpeas es imposible que el contrario te respete. Si a eso le añades la debilidad defensiva de todo el equipo, pero esencialmente de la propia línea defensiva, entonces juegas a la ruleta rusa. Ayer todas las jugadas cayeron del lado blanco por los pelos; el día del Ajax en casa fue al revés; el del Ajax en Amsterdam volvieron a caer del lado blanco...
Una de las peores noticias del domingo tiene que ver con las deficiencias defensivas de Odriozola y de Reguilón. Del primero ya teníamos pruebas sobradas, pero del segundo no. Esto es preocupante, ya que estaba siendo hasta ahora un modelo en defensa y en ataque. Esperemos que solo se tratara de un mal día. Los centrales estuvieron muy irregulares, con alternancia de buenas acciones y despistes increíbles en jugadores de élite mundial como es el caso de Varane.
Lo de Kroos no vamos a insistir en ello, simplemente no está para jugar; pero estando Isco fuera, a Solari no le quedaba más remedio que alinearlo. Las dos últimas sustituciones no le habían sentado muy bien, lo que apuntaba a un nuevo caso de rebeldía: muy comprometido no le hemos visto.
Si este último extremo se confirma, estaríamos hablando de casi media plantilla en estado de guerra con el entrenador. No es pues de extrañar que el Presidente haya decidido sustituirle. Sin embargo, da repelús pensar que muchos jugadores hayan podido estar maniobrando y tensando la cuerda para echar al entrenador, a riesgo de caer en todas las competiciones.
Bienvenido sea pues de nuevo Zidane, que, aunque no es el entrenador que hubieramos querido, porque ya tuvo problemas parecidos con esta plantilla y por eso se marchó; sí es verdad que en todos los finales de temporada ha sido capaz de llevarlos a lo más alto. Este año nos tendremos que conformar con que nos deje en la Liga de Campeones de cara a la próxima temporada. Veremos.
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