Como decíamos ayer..."Se
marcha un caballero en toda la regla. Un hombre tranquilo y discreto que logró
apaciguar este convulso y difícil club, y por añadidura, con una sonrisa
permanente. El modelo de entrenador que parece triunfar en este club, pese a
las opiniones de mano dura y caras largas que otros se empeñan en demandar". Ya sé que no queda muy bien citarse a uno mismo, pero en un caso de ida y vuelta como este creo que está justificado.
Esto escribíamos el cinco de junio del año pasado, tras su marcha como entrenador del Real Madrid. Y así podríamos comenzar esta entrada con las mismas palabras, si bien cambiando algunos verbos y tiempos.
No esperemos lecciones de tácticas y un equipo perfectamente ensamblado y trabajado en el terreno de lo colectivo. Zidane ha regresado con la misma contradicción con la que se marchó: dijo que "sería justo"..., pero a su manera. Todos entendemos por justo, que jueguen los que están en mejor forma y trabajan mejor en los entrenamientos; sin embargo Zidane considera titulares a los que él cree que son los mejores, y a partir de ahí, los demás deben luchar por estar para sustituciones, ya sean estas de partido completo o para reactivación del equipo. Digamos que aplica dos baremos de justicia; uno para los que son titulares según su criterio, y otro para los que son suplentes. Y a este último grupo es al que él se dirige cuando dice que va a ser justo. Eso no quita que alguno (véase Lucas Vázquez) no pueda acceder al estatus de titular, si fuera necesario.
Con esta idea previa, se explica la decisión tomada con apenas tres días en el banquillo, rehabilitando a todos los "proscritos" de la etapa anterior. Una decisión que terminó saliéndole bien porque todo era propicio a ello: el hecho de jugar como local, lo inofensivo del rival y la motivación extra proporcionada a estos jugadores que llevaban meses sin competir.
Pero entrando en el partido, sorprende que jugadores como Bale o Marcelo fueran capaces de dar mucho más de sí de lo que venían ofreciendo, incluso en los momentos en que se ha jugado el Madrid la temporada. No recuerdo haber visto a un Bale tan activo en el Madrid nunca. Marcelo hizo lo que sabe hacer como nadie, que es atacar y destrozar a las defensas contrarias, amparado en la falta de poder ofensivo del rival que en ningún momento le puso en el brete de tener que defender, su gran asignatura pendiente. No sorprendió Isco porque su estado de forma se evidenció que no es el adecuado. Y finalmente, vimos un Asensio desconocido esta temporada porque se atrevió por fin a encarar y desbordar una y otra vez. Solo una cosa más; con este centro de campo nos preguntamos cuánto podrá durar Modric pegándose esas palizas para estar arriba y abajo a la vez.
Si esta segunda parte de Zidane al frente del equipo no cambia su proceder, todo apunta a que los titularísimos no van a coger su estado de forma ideal en los entrenamientos, sino en el terreno de juego. Con esta premisa, nos preguntamos si con él habría explotado un jugador como Vinicius o Reguilón.
Con todo, bienvenido sea Zidane porque en eso de manejar el vestuario y tener a casi todos contentos, o al menos no desconectados, es un auténtico maestro. Deseamos fervientemente que triunfe de nuevo en esta segunda etapa como no puede ser de otra forma, entre otras razones porque la dirección del club puede estar tentado de traer una mano "militar" que no creemos que sea lo mejor para el equipo y para el club.
Los jugadores mandan: echaron a Benítez porque tenía ideas propias, hicieron campeón a Zidane porque les dejaba hacer; echaron a Lopetegui porque les hacía correr demasiado, han echado a Solari porque no se casó con nadie... Veremos qué hacen con Zidane; en junio se marchó porque creyó que su discurso se había agotado con esta plantilla. Quizá es sabedor de que va a tener una plantilla a su gusto por completo para la próxima temporada. De lo contrario no se entendería su vuelta.