viernes, 13 de abril de 2018

De penalti, justo en el último minuto. R. Madrid 1 - Juventus 3

    Miro el resultado, después de todo lo que se ha dicho y escrito acerca del partido, y aún me resulta extraño, sorprendente e inverosímil. Han pasado casi dos días y no sé si he logrado la serenidad necesaria con que casi siempre me propongo escribir estas notas. Pero la verdad es que conforme más leo y escucho acerca del partido y de la jugada del penalti, más convencido estoy de que vivimos en una vorágine informativa que se lleva por delante cualquier análisis medido y sosegado de cualquier realidad. Vamos a ello.
    Para comenzar diremos que no fue el mejor partido del Real Madrid, pero tampoco fue un mal partido. Si uno repasa las ocasiones de uno y otro equipo, lo increíble es que el resultado arrojase un cero a tres al término de los noventa minutos. 
    A continuación diremos que el gran error fue llegar a estas alturas de la temporada sin dar soluciones a todas las carencias que tiene el equipo desde el comienzo de la misma, porque todas ellas se evidenciaron en la noche del miércoles.
     En primer lugar, salimos dormidos. Nada nuevo en el horizonte de esta y otras temporadas en las que ya nos ocurrió con mucha frecuencia. 
   En segundo lugar, y como consecuencia del anterior, vino el primer gol. La jugada pone en evidencia otro mal que arrastramos: los desajustes defensivos. De manera que vemos al jugador más alto, más fuerte y más peligroso en balones aéreos emparejado con el más pequeño de la zaga. 
     En tercer lugar, aparecen las carencias de nuestra banda izquierda a nivel defensivo. Eso lo sabe la Juventus que coloca a su jugador más habilidoso, Costa, entrando por la misma y centrando con total comidad en cada oportunidad. Esta circunstancia hace que el juego de ataque se encoja, dado que Marcelo tiene que guardar la espalda. No le vimos llegar al fondo en todo el partido. 
    En cuarto lugar, al no rectificarse en nada lo ocurrido en el primer gol, la Juventus vuelve a repetir jugada y prácticamente sucede lo mismo. Ahora podemos decir que tanto Carvajal (estorbando un poco) como Navas (buscando ese centro que le rematan en el área chica) pudieron hacer algo más. Pero la verdad es que no Carvajal se hubiera jugado una tarjeta, a saber de qué color, y a Keylor no se le pude pedir lo que no sabe hacer: salir bien por arriba.
    En quinto lugar, la rectificación de la alineación en el descanso nos pareció necesaria, pero quizá precipitada. Siempre achacamos la lentitud de Zidane a la hora de hacer los cambios, pero este  no era el día para hacer algo que le salió bien, pero que de haber llegado a la prórroga sin relevos posibles quizá fue temerario. La entrada de Lucas y Asensio dio un poco más de seguridad, si bien el primero estuvo muy precipitado y acelerado; y el segundo con falta de profundidad en su juego. A  ello se unió la soledad de Cristiano y la orfandad del equipo en el centro de la delantera. De forma que solo la consecución del tercer gol por parte de la Juventus en una jugada desgraciada de Navas, trajo el empuje necesarios para que al fin llegara la jugada soñada. 
    Bueno, soñada para una Final, no para unos cuartos que estaban finiquitados de no haber mediado las circunstancias comentadas y otras como la ausencia de Ramos (no sabemos qué hacía en el túnel de vestuarios, arriesgando otra ausencia más), la de Nacho, la baja forma de Casemiro, la ¿lesión? de Modric, la intrascendencia de Bale, ...
     No entraremos a analizar una jugada que ha dado demasiado de sí. Pero nos parece lamentable la reacción desmesurada e impropia de Buffon y de Chiellini; aunque entendemos su desesperación. 
     Por cierto, la coma del titular está puesta por ser descriptivos; pero una vez dentro no podemos decir otra cosa que cuanto más veo la jugada más penalti me parece: le empuja y le arrolla con la pierna izquierda. Y además, nadie menciona que con el 0-1, Isco marca un gol que es anulado por fuera de juego inexistente. Quizá nos podíamos haber ahorrado la coma en esta entrada.
    Suerte en el sorteo que está a punto de comenzar. Veremos. 
    

miércoles, 4 de abril de 2018

Un estratosférico Cristiano deja la eliminatoria encarrilada. Juventus 0 - R. Madrid 3

   Hay jugadas, sobre todo si terminan en gol, que se recuerdan toda la vida. Más hoy en día que podemos contemplarlas una y otra vez. Ayer asistimos a una de ellas. Solo por narrar ese gol mereció la pena esperar las casi dos horas que dura un partido de fútbol y vivirlo en directo. Estar en el estadio debe ser impresionante; no hay más que ver la reacción de los aficionados del equipo contrario. Ver que tu equipo está siendo apeado de la competición y al mismo tiempo aplaudir al contrario porque sabes que acabas de asistir a un momento único, un momento de confirmación de uno de los grandes de la historia del fútbol.
   Y es que hacer ese gol a un equipo como la Juve y en su campo tiene el mérito y la resonancia que le otorga la trayectoria histórica en general y la de los dos últimos años en particular, donde ahí están las estadísticas para comprobar los goles recibidos por los turineses.
   Pues bien, a este equipo le marcó dos extraordinarios goles Cristiano en sendos destellos de estrella que es lo que es el portugués. 
   Por supuesto celebramos las dos dianas, pero aún nos satisface más que ambas sean producto de ese lento viaje que ha emprendido hacia la conversión en el verdadero delantero centro del equipo; porque esto es lo que venimos demandando a Zidane y a el jugador que parece ser el que se opone a ello. El primero, casi en el área chica, de un paso raso de Isco al primer palo donde aparece como un rayo el luso. El segundo, que da título a esta entrada, en una chilena mil veces ensayada y buscada. Fruto del trabajo, vino a conectar en uno de esos momentos mágicos. La ejecución vista a cámara lenta es de una plasticidad y altura que solo está al alcance de un portento físico que trabaja y se prepara a conciencia. Ambos goles al primer toque, a lo Hugo Sánchez.
   Al margen de ello no hubo mucha más historia. Un equipo que salió enchufado y mandando merced a que el contrario le cedió la pelota. Que después especuló con el resultado, entre otras razones por el mal partido de casi todos los centrocampistas, especialmente de Casemiro (lento e impreciso toda la noche) y de Modric (con pérdidas inauditas en él). Y que cerró el gol de Cristiano y la autoexpulsión de Dybala. A partir de aquí se consiguió otro golazo de Marcelo, pero pudieron haber sido más de no haber frenado el ímpetu los blancos. Por en medio, los consabidos problemas defensivos, especialmente a balón parado.
   No queremos dejar pasar la oportunidad para comentar un par de casos. La mala actuación de Benzema, es la enésima. Y la actitud de Bale ante los goles de su equipo. Es una actitud vergonzante, la de un jugador que está fuera del equipo. Es incomprensible que un jugador de su potencial no luche por ganarse estar en el terreno de juego, y que arroje la toalla en el momento más importante de la temporada.
    Un partido que deja un buen sabor de boca y una eliminatoria bastante encarrilada. No obstante, es necesario solventar los problemas defensivos que en partidos más igualados pueden penalizar mucho al equipo, a pesar de su actual eficacia goleadora. Veremos.