Miro el resultado, después de todo lo que se ha dicho y escrito acerca del partido, y aún me resulta extraño, sorprendente e inverosímil. Han pasado casi dos días y no sé si he logrado la serenidad necesaria con que casi siempre me propongo escribir estas notas. Pero la verdad es que conforme más leo y escucho acerca del partido y de la jugada del penalti, más convencido estoy de que vivimos en una vorágine informativa que se lleva por delante cualquier análisis medido y sosegado de cualquier realidad. Vamos a ello.
Para comenzar diremos que no fue el mejor partido del Real Madrid, pero tampoco fue un mal partido. Si uno repasa las ocasiones de uno y otro equipo, lo increíble es que el resultado arrojase un cero a tres al término de los noventa minutos.
A continuación diremos que el gran error fue llegar a estas alturas de la temporada sin dar soluciones a todas las carencias que tiene el equipo desde el comienzo de la misma, porque todas ellas se evidenciaron en la noche del miércoles.
En primer lugar, salimos dormidos. Nada nuevo en el horizonte de esta y otras temporadas en las que ya nos ocurrió con mucha frecuencia.
En segundo lugar, y como consecuencia del anterior, vino el primer gol. La jugada pone en evidencia otro mal que arrastramos: los desajustes defensivos. De manera que vemos al jugador más alto, más fuerte y más peligroso en balones aéreos emparejado con el más pequeño de la zaga.
En tercer lugar, aparecen las carencias de nuestra banda izquierda a nivel defensivo. Eso lo sabe la Juventus que coloca a su jugador más habilidoso, Costa, entrando por la misma y centrando con total comidad en cada oportunidad. Esta circunstancia hace que el juego de ataque se encoja, dado que Marcelo tiene que guardar la espalda. No le vimos llegar al fondo en todo el partido.
En cuarto lugar, al no rectificarse en nada lo ocurrido en el primer gol, la Juventus vuelve a repetir jugada y prácticamente sucede lo mismo. Ahora podemos decir que tanto Carvajal (estorbando un poco) como Navas (buscando ese centro que le rematan en el área chica) pudieron hacer algo más. Pero la verdad es que no Carvajal se hubiera jugado una tarjeta, a saber de qué color, y a Keylor no se le pude pedir lo que no sabe hacer: salir bien por arriba.
En quinto lugar, la rectificación de la alineación en el descanso nos pareció necesaria, pero quizá precipitada. Siempre achacamos la lentitud de Zidane a la hora de hacer los cambios, pero este no era el día para hacer algo que le salió bien, pero que de haber llegado a la prórroga sin relevos posibles quizá fue temerario. La entrada de Lucas y Asensio dio un poco más de seguridad, si bien el primero estuvo muy precipitado y acelerado; y el segundo con falta de profundidad en su juego. A ello se unió la soledad de Cristiano y la orfandad del equipo en el centro de la delantera. De forma que solo la consecución del tercer gol por parte de la Juventus en una jugada desgraciada de Navas, trajo el empuje necesarios para que al fin llegara la jugada soñada.
Bueno, soñada para una Final, no para unos cuartos que estaban finiquitados de no haber mediado las circunstancias comentadas y otras como la ausencia de Ramos (no sabemos qué hacía en el túnel de vestuarios, arriesgando otra ausencia más), la de Nacho, la baja forma de Casemiro, la ¿lesión? de Modric, la intrascendencia de Bale, ...
No entraremos a analizar una jugada que ha dado demasiado de sí. Pero nos parece lamentable la reacción desmesurada e impropia de Buffon y de Chiellini; aunque entendemos su desesperación.
Por cierto, la coma del titular está puesta por ser descriptivos; pero una vez dentro no podemos decir otra cosa que cuanto más veo la jugada más penalti me parece: le empuja y le arrolla con la pierna izquierda. Y además, nadie menciona que con el 0-1, Isco marca un gol que es anulado por fuera de juego inexistente. Quizá nos podíamos haber ahorrado la coma en esta entrada.
Suerte en el sorteo que está a punto de comenzar. Veremos.