Son varios los partidos que no hemos
comentado, a pesar de que solo han pasado dos semanas. Sin embargo, hay un
denominador común a todos ellos: el equipo es capaz de generar numerosísimas
ocasiones de gol; pero se muestra incapaz de materializarlas en un porcentaje
razonable.
Si analizamos los acontecimientos ocurridos
ayer, veremos un Madrid que sin demasiado brillo, sin demasiado orden, sin un
desbordante entusiasmo… pudo haber goleado al Alavés de haber tenido una mayor ¿fortuna? en el remate. Y esta circunstancia provoca cierto nerviosismo en los jugadores
que están en el terreno de juego y en el responsable del banquillo.
El nerviosismo y la falta de planificación (tener
un plan para cada situación) son malos consejeros. Eso no quiere decir que en
un equipo que, insistimos, está generando tantas ocasiones pueda funcionar
cualquier cambio que pongas en práctica. Paradógicamente, cuando la temporada
pasada el equipo no funcionaba y llegaban los minutos finales, en numerosas
ocasiones la entrada de un par de jugadores y el empuje del equipo espoleado
por esos cambios, lograban gestas inverosímiles. En esta temporada al
entrenador no le salen ninguno de los cambios que propone, especialmente en el
partido contra el Betis.
A nuestro juicio es aquí donde radica la
clave de los malos resultados. Al equipo quizá le falte un poquito más de concentración y esfuerzo
individual y colectivo, pero el juego no es malo y las ocasiones tampoco, a
diferencia de lo que pasada en otras temporadas. Pero el entrenador ha mostrado
inseguridad en todos los partidos de esta temporada. Primero, olvidándose del delantero
centro que tenía en la plantilla (Mayoral) el día que se lesionó Benzema;
luego, con alineaciones experimentales estrambóticas, como la de colocar a
Marcelo y Theo en el lateral; más tarde, desmantelando el equipo con los
cambios de Isco y Modric y la no menos extravagante solución de mandar a Ramos
de delantero (lo que provocó el triunfo del Betis); y finalmente ayer,
cambiando de nuevo a Ceballos e Isco, los dos mejores jugadores ayer sobre el
terreno de juego, y que a punto estuvo de provocar una nuevo empate.
En fin, que el equipo no está acertado a la
hora de rematar y el entrenador busca soluciones descomponiendo en exceso al
equipo. Vimos a Casemiro haciendo de todo: defensa central, medio ofensivo, e
incluso como un delantero más. Vimos a Ronaldo (supuesto delantero centro ayer)
abandonando su posición y yendo a tocar una pelota a la banda sin trascendencia
alguna. Vimos a Varane de nuevo obsesionado con jugar la pelota en corto cuando
está rodeado de contrarios. Vimos demasiados desajustes que provocan ocasiones también
clamorosas del contrario: ya sea el Apoel, el Betis o el Alavés.
Por todo esto creemos que lo adecuado es
tener paciencia, buscar el punto de motivación colectiva necesario para inclinar
la balanza a favor en los partidos, e introducir rotaciones pero no un carrusel
de cambios sin un plan claro de lo que el jugador debe hacer en el terreno de
juego.
Hacer un experimento está bien porque puedes
extraer conclusiones tanto si sale bien como si sale mal; pero hacer varios a
la vez no permite saber a cuál de ellos atribuir el bien o el mal
funcionamiento.
Sigue faltando un delantero porque Cristiano se resiste a jugar en esa posición, la abandona y no está cómodo en ella. Ayer su supuesto acompañante, Asensio, estuvo muy gris pegado a la banda izquierda y sin contacto con las zonas calientes del campo.
Esto no para, espera el Dormund que acaba de golear. Veremos.
Sigue faltando un delantero porque Cristiano se resiste a jugar en esa posición, la abandona y no está cómodo en ella. Ayer su supuesto acompañante, Asensio, estuvo muy gris pegado a la banda izquierda y sin contacto con las zonas calientes del campo.
Esto no para, espera el Dormund que acaba de golear. Veremos.