Dicen que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Sin embargo, esto no sirve para el mundo informativo actual en el que hasta el silencio se interpreta; a veces más que las propias palabras o declaraciones. Esto es lo que le sucede al Madrid para bien o para mal. Así, ha venido a suceder con todo este verano pleno de rumores y “noticias” mezcladas con informaciones confidenciales que sin citar fuentes concretas llegan a desestabilizar la institución más sólida o a la persona más segura y cabal que se precie.
Todo esto viene a colación de las traídas y llevadas ilusiones de los aficionados. De modo que ahora resulta que si no tenemos a un jugador de talla mundial como el que los medios llevan inventándose que íbamos a traer (véase Mbape o Neymar), entonces entramos en una especie de depresión colectiva de la que no nos sacará ni la consecución de títulos.
El comienzo de temporada con la pérdida de la Supercopa (un título del que no se pueden extraer conclusiones si se gana o se pierde, por la fecha en que llega) ha alimentado toda esta vorágine de seudo noticias que solo los resultados y la llegada del cierre del mercado de fichajes logrará acallar. El mejor antídoto contra toda esta serie de creadores de opinión (ahora creadores de estados de ánimo) que nos dicen cuándo debemos y cuándo no ilusionarnos, es la realización de partidos como el de ayer en Gerona. Con partidos así a los seguidores nos brota la ilusión sin necesidad de tener a un megacrack que acapare todas las portadas y se lleve el esfuerzo de todos. Ayer nos ilusionaron los Asensio, Benzema, Bale, Nacho… Esto no impide ni elimina el debate de si necesita el equipo un delantero centro, o sería bueno contar con un medio centro defensivo que haga competencia a Casemiro. Al contrario, lo ocurrido ayer durante la primer media hora, en la que el ataque estático a penas daba resultados, debe invitar a la reflexión; ya que ayer el equipo supo madurar al contrario, supo manejar el partido cuajando una segunda parte primorosa. Pero vendrán equipos cerrados a los que no será fácil doblegar físicamente cuando la temporada avance, tal como ocurrió el año pasado precisamente en este terreno de juego.
Dos grandes noticias recibimos ayer. Una, el paso adelante dado por Asensio en cuanto a peso en el equipo y la calidad de sus acciones. Continuidad es lo que le pedíamos. Dos, la sensación de que en el banquillo hay alguien que sabe leer los partidos. La sustitución de Marcelo atajó la enorme vía de agua que suponía su falta de atención a las tareas defensivas. Esperemos que Marcelo se apunte a trabajar más en defensa, o habrá que reconvertirlo en extremo, donde realmente destaca. Casi siempre el delantero que más desequilibra las defensas contrarias.
Y todo esto con Modric, Varane y Courtois en el banquillo. Es decir, que aún hay posibilidades de mejorar en tres líneas muy importantes en el equipo. También estamos a la espera de versiones mejoradas de varios jugadores, especialmente Isco, por más que nos dejara ayer una joya de pase en el gol de Bale.
En definitiva, todo este tipo de paparruchas y zarandajas han dejado al descubierto y desenmascarado a más de un seudo periodista que esperemos que vayan desapareciendo de la parrilla de audiencias a base de dejar de leerlos, escucharlos o verlos. Y bienvenidos sean los debates sobre si el equipo precisa un lateral izquierdo, un central, un medio centro, un delantero, o ninguno de ellos como parece que se perfila. Nosotros ya hemos dejado apuntado que es necesario un competidor para Casemiro y un delantero centro puro experimentado que en determinados partidos puedan aportar algo de luz.
Que quede claro pues, la ilusión intacta como cada año y con cada proyecto. Demos margen a Lopetegui. Tiempo habrá para criticarle, pero hasta ahora va por buen camino.
Espera el Leganés, otro que nos lo puso difícil el año pasado. Veremos.